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Utah vuelve a una práctica del 'Salvaje Oeste': el pelotón de fusilamiento

En este Siglo XXI, en el Estados Unidos moderno y democrático, uno de los estados decide volver a una práctica del siglo 19
En esta imagen muestra la cámara de ejecución por pelotón de fusilamiento en una prisión de Utah en Draper. (Foto: AP/Trent Nelson, Pool)
En esta imagen muestra la cámara de ejecución por pelotón de fusilamiento en una prisión de Utah en Draper. (Foto: AP/Trent Nelson, Pool)AP / AP

Vaya dilema el que tenía el estado de Utah para llevar a término las sentencias contra los condenados a muerte: matar al fulano con una inyección letal compuesta de varias drogas, las cuales hoy cuesta conseguir, o bien buscar otra manera de terminar con la vida del individuo.

 

Los legisladores de Utah resolvieron el dilema de una manera que ellos llaman “más humana”, una ejecución via un pelotón de fusilamiento.

 

Sí, leyó bien, en este Siglo XXI, en el Estados Unidos moderno, democrático y donde millones de seres humanos viven su vida con acceso a los últimos avances tecnológicos -IPhone, IPad, coches eléctricos, etc.- uno de los estados del país decide volver a una práctica mas del siglo 19, de la era del “salvaje oeste”, que de los tiempos modernos. 

 

Y aun más, con toda la seriedad del mundo, sus legisladores defienden la medida señalando que ejecutar a alguien con el pelotón de fusilamiento es menos cruel que hacerlo por ejemplo, con el coctel de drogas que se ha venido utilizando hasta hoy. 

 

Por cierto, no es la primera vez que Utah -el estado tradicionalmente identificado con los mormones- se ve relacionado con esto del pelotón de fusilamiento. La medida existió por más de un siglo y aun cuando el estado prohibió su utilización en el 2004, en el 2010 todavía se fusiló a Ronnie Lee Gardner, de 49 años, debido a que la ley permitía que en ciertos casos el condenado escogiera el método de su ejecución.

 

Gardner no habría visto quienes fueron los cinco uniformados que le dispararon ya que tenía cubierta la cabeza con una capucha. Tenía además un ”blanco” sobre su corazón y estaba a la intemperie bañado por una fuerte luz mientras que sus verdugos en la obscuridad, según el relato de la ejecución hecho por la BBC.

 

“Ninguno de los del pelotón de fusilamiento sabrá nunca con seguridad si él fue quien disparó la bala letal. Uno de los fusiles estaba cargado con una bala falsa”, sigue la nota de la BBC.

 

Uno de esos cinco que dispararon relató a un periódico de Utah que el fusilamiento había sido simplemente “una asignación, nada mas que cumplir una orden para hacer algo, como abrir una puerta a patadas o notificar una orden judicial”.

 

Como reconocimiento, el estado de Utah les dio a los cinco fusileros-verdugos una moneda conmemorativa con el nombre de Gardner. En la historia de Utah se han ejecutado via el pelotón de fusilamiento a más de 40 condenados.

 

Lo de volver hoy a lo del pelotón de fusilamiento tiene que ver en parte con las dificultades que se han dado en los últimos tiempos con las ejecuciones utilizando la inyección letal. Por un lado, son drogas que hay que comprar en Europa y debido a varias campañas en contra de la pena de muerte es complicado encontrarlas en el mercado; Texas es uno de los estados que recientemente tuvo este problema. 

 

Por otro, las últimas ejecuciones no se dieron de manera “limpia”, es decir el condenado paso muchos minutos -en un caso en Arizona hasta más de dos horas- en agonía antes de que las drogas hicieran efecto. La Corte Suprema estudia ahora el caso de si una de las drogas utilizadas en estas ejecuciones viola la prohibición constitucional de que no debe haber un castigo inusual.

 

“Existe una aceptación de que hay un problema con las inyecciones letales y que es por eso que los estados están recurriendo a métodos que hasta cierto punto parecen barbáricos, pero que relativos a la inyección letal, quizá ya no se vean tan malos”, señaló la profesora de leyes de la Universidad Fordham Deborah Denno, especialista en el tema de las ejecuciones y citada por el Christian Science Monitor.

 

Desde esta perspectiva entonces, lo hecho por los legisladores de Utah de volver a lo del pelotón de fusilamiento seria un intento como ellos mismos lo quieren ver aparecer, de “hacer más humana” la ejecución. De que con la muerte rápida y “limpia” del fulano, no se de el grotesco espectáculo del sujeto a quien las drogas de la inyección tardan una eternidad en hacer efecto.

 

Sonará grotesco si se quiere, pero como lo trae a cuento el columnista Conor Friedersdorf, en esta idea de tener una muerte “limpia” que no escandalice u ofenda a nadie, por que no volver a esa otra práctica que existió por varias décadas en Utah a mediados de los anos 1800s: el uso de la guillotina o el descabezamiento del condenado. Esta medida se suspendió en 1888.

 

“La guillotina es barbárica”, señala Friedersdof quien deja claro que está en contra la pena de muerte. “Pero quizá ese es un punto en su favor si debemos de matar. No nos hagamos ilusiones sobre lo que hacemos cuando el estado lleva a cabo ejecuciones de gente en prisión”, sigue el columnista. 

 

“Quizá declinará el apoyo a la pena de muerte una vez que comiencen a rolar las cabezas y los estadounidenses entiendan mejor la inseparable brutalidad de matar a hombres que no poseen ya ninguna amenaza”, escribe el columnista de The Atlantic.

 

Este por supuesto es el punto que debería de estar en el centro del debate ante lo hecho por los legisladores de Utah: no el dilema de si ejecutar via inyección o el pelotón de fusilamiento sino, ¿por qué todavía existe la pena de muerte en Estados Unidos?