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Sanciones no harán caer al presidente de Venezuela, pero sí son un mensaje a su cúpula

La lista de los sancionados pudiera ser sólo el comienzo de otras que tocarán en el futuro a otros uniformados y civiles cercanos a Maduro

Las sanciones impuestas hoy lunes por Estados Unidos a varios funcionarios venezolanos de seguro no harán caer al gobierno del Presidente Maduro, lo que si crearán es más tensión y disputas en la ya complicada relación entre ambos países.

Las sanciones igualmente, son un mensaje a la cúpula militar y policiaca y a ciertos civiles encargados de las medidas represivas contra la oposición, de que el gobierno de Obama ha pasado de las palabras a los hechos y de que a partir de ahora les tocará sus intereses financieros en Estados Unidos.

Básicamente lo que hacen las sanciones es congelar los fondos y propiedades de estos funcionarios -siete en total, entre ellos el director de la policía política, Gustavo González, el director de la Policía Nacional, Manuel Pérez y la Fiscal Katherine Harrighton-, lo mismo que el impedirles que ingresen a Estados Unidos y que cualquier estadounidense haga negocios con ellos. 

Las sanciones son una aplicación de una ley sobre Venezuela que se aprobó el pasado diciembre. Al anunciar las sanciones, la Casa Blanca declaró al gobierno de Maduro una “amenaza a la seguridad nacional” de Estados Unidos.

“Funcionarios pasados y presentes (del gobierno venezolano) que violan los derechos humanos de los ciudadanos venezolanos y participan en actos de corrupción pública no serán bienvenidos aquí”, señaló el vocero de la Casa Blanca Josh Earnest. “Y ahora tenemos los instrumentos para bloquear su patrimonio y su uso del sistema financiero estadounidense”.

En cierto sentido las sanciones impuestas por Obama no sorprenden. En los últimos días había venido subiendo la temperatura en la relación bilateral, en particular por las acusaciones del presidente Maduro de que Estados Unidos fue parte de una supuesta conspiración para derrocarlo en alianza con sectores de la oposición venezolana. Es así que Maduro anunció hace semana y media sus propias sanciones contra Estados Unidos, en particular el que se rebaje sustancialmente el número de diplomáticos estadounidenses en Venezuela.

Las sanciones anunciadas hoy entonces son un tanto el desarrollo natural de esta batalla verbal entre ambos países. Batalla que el presidente Maduro parece disfrutar y que sin duda le cae al pelo como otro pretexto para seguir culpando a Estados Unidos de los males económicos que el país padece. Batalla verbal ademas, que aunque envenenará todavía más la relación con el vecino del norte es muy poco probable que le cause a Maduro grandes problemas, desestabilización o algo parecido. Pero esto no quiere decir que las sanciones no tengan otros efectos.

El mensaje que se envía desde Washington a Venezuela es que Estados Unidos y su poderosa maquinaria diplomática y financiera -no es tan simple andar por ahí haciendo negocios y moviendo dinero si los USA lo tiene a uno bloqueado- han comenzado a apretar las tuercas contra algunos miembros del gobierno venezolano (los otros sancionados son militares en activo y en retiro, todos de alto rango). Y que por supuesto, la lista de los siete pudiera ser sólo el comienzo de otras listas que tocarán en el futuro a otros uniformados y civiles cercanos a Maduro.

Un poco como que se lo digo a Juan para que lo entienda Pedro. Hoy se le congelan los bienes a fulano, otro día será a su amigo sutano que despacha en otro ministerio o región militar del país. Con cierta razón, alguien podrá decir que este tipo de accionar llama al golpismo, de que lo que quiere Washington es que algún grupo de militares por ahí decida que es suficiente y que hay que dar un golpe de estado a Maduro. 

Es posible que así sea, con todo, este tipo de sanciones son válidas en el contexto de las relaciones internacionales. Son legales y parte de “los instrumentos” como le llamó la Casa Blanca, que un gobierno tiene para sancionar a otro  con el cual tiene diferencias y al que acusa de violaciones a los derechos humanos.

Suena a difusión de propaganda o a creerse ingenuamente lo que dice la Casa Blanca, pero lo dicho por el vocero de Obama al revelar lo de las sanciones tiene lógica: de que el gobierno venezolano tiene que parar los ataques a la oposición y sentarse a negociar y/o dialogar. Que los problemas económicos además, “no pueden resolverse con la criminalización del derecho a disentir”.

Cuesta pensar sin embargo, que el gobierno de Maduro se sentará a negociar con la oposición. No sólo porque una verdadera negociación implicaría la salida inevitable del poder del mandatario venezolano -la crisis política, económica y social es de tal gravedad que no parece haber otra opción- sino porque además las tensiones y divisiones al interior del llamado “chavismo” son profundas. 

Para negociar o dialogar con la oposición Maduro tendría que obtener el consenso de los militares, de los civiles que forman su círculo cercano de poder y de los chavistas más izquierdistas o duros (intelectuales, bases, etc.) que piensan que todavía hay que radicalizar mas la “revolución bolivariana”.

Lo más seguro es que por el momento nada pasará. Las sanciones se implementarán y Maduro profundizará su retórica anti estadounidense, repitiendo hasta el cansancio que Estados Unidos y sus aliados locales -Leopoldo López, el alcalde Ledezma, la ex diputada Machado y otros- son los responsables de la crisis de desabasto, alta inflación y demás que sufre Venezuela. 

Con todo, de seguro que muchos en el gobierno -uniformados y civiles con propiedades, negocios, dinero y familiares en EEUU- tomarán nota de lo que ha comenzado hacer el gobierno de Obama (por cierto, alguien se imagina lo que sucedería si llega un gobierno republicano a la Casa Blanca vis a vis Venezuela? las sanciones de Obama serán juego de niños)

Un detalle a tomar en cuenta es cuál será la reacción de los países latinoamericanos. Dirán que las sanciones son otra muestra de la arrogancia y ánimos de desestabilización de la potencia del norte a un gobierno con el cual no simpatiza? O habrán algunas voces que aunque sin avalar del todo las sanciones, traten de al menos de servir de puente entre Caracas y Washington y le hagan entender al gobierno de Maduro de que al final todos saldrán perdiendo en esta batalla contra los USA y la mitad anti chavista de los venezolanos.