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Policía de Fergusson acusada de brutalidad y de violar derechos humanos

Gobierno admite prácticas abusivas en cuerpo policial de Ferguson

Por Carlos Rajo

Como cualquier otro cuerpo de policía en la nación, el Departamento de Policía de la ciudad de Fergusson, en San Luis Missouri -ahí donde mataron al joven afroamericano Michael Brown-, estaba supuesto a proteger a la población y a aplicar la ley de manera imparcial. 

Y es que no podía ser de otra manera, diría alguien. Por fin, estos son los Estados Unidos y se supone que aquí los uniformados son gente que goza de la confianza de la sociedad entre otras razones por que no son corruptos, no abusan de la gente y por supuesto no violan los derechos humanos y respetan la ley.

Vaya que estabamos equivocados. En esa misma ciudad de apenas 21 mil habitantes, que estuvo por varios meses del año pasado en el ojo del huracán de la atención pública debido a las protestas y demás cosas que pasaron luego de la muerte del joven Brown, se dan abusos y otros desmanes de parte de sus policías que cualquiera diría esto no puede ser cierto. De seguro que esto es un invento de algún izquierdista trasnochado que quiere hablar mal de una ciudad y un estado de gente decente del medio oeste.

Pues bien, es el propio gobierno de Estados Unidos, vía su Departamento de Justicia (DOJ), el que nos describe lo que sucede en Fergusson luego de una investigación de varios meses iniciada precisamente ante el escándalo de la muerte de Brown. En pocas palabras: una verdadera pesadilla. 

Un Departamento de Policía -integrado en su inmensa mayoría por uniformados de raza blanca- que abusa sistemáticamente de la población a la que está supuesta a servir y proteger y de la cual además, se lucra. Sucede que en Fergusson es algo común que a uno lo paren -si es de raza negra- y le pongan una multa por cualquier pretexto. Y que si uno no paga, no sólo aumenten los intereses de esta multa original sino que fácilmente se pueda terminar en la cárcel.

Por cierto, este reporte del DOJ se dio el mismo día en que se anunció que el gobierno no iniciará juicio contra el policía Darren Wilson, quien mató Brown, ya que los fiscales no creen que pudieran rebatir en una corte el dicho del uniformado de que cuando jaló el gatillo contra el joven afro-americano lo hizo porque temía por su vida. Al final, esta noticia se llevó las primeras planas y la atención de mucho del público. Con todo, lo que relata el reporte sobre el Departamento de Policía de Fergusson (DPF) es de mucha mas gravedad que la situación legal del uniformado Wilson.

El reporte habla por ejemplo, de que los policías “de manera rutinaria” paran a la gente por cosas que tienen “muy poca relación con la seguridad pública y son de discutible base legal”. Es normal, sigue el relato del DOJ, “el expedir tres o cuatro multas en una misma parada”. O aun peor, que los “oficiales escriban seis, ocho o en al menos una ocasión, (hasta) catorce multas en la misma vez”.

En el periodo entre julio de 2010 y junio de 2014, los policías de Fergusson expidieron alrededor de 90 mil multas y otras sanciones por supuestas violaciones al código municipal.

Un ejemplo de estas paradas de la policía es el de una mujer negra que recibió una multa de $151 dólares por estacionar ilegalmente su vehículo. Más tarde, por no haberse presentado ante la corte, se le impusieron nuevas multas y una orden de arresto. La mujer estuvo seis días presa y tuvo que pagar $550 dólares en que se habían convertido los originales $151. Siete años más tarde, la mujer debe todavía $541 dólares.

Esto del dinero no es casualidad o caso aislado. Sucede que a los policías por ejemplo, se les evaluaba para promociones y demás en base a la “productividad” que tuvieran, es decir entre más multas mejores oportunidades de avanzar profesionalmente. Y los jueces y las cortes municipales estaban también orientadas a priorizar las multas, generando serios cuestionamientos sobre su neutralidad o aplicación de la justicia.

“Esta cultura dentro del DPF influencia las actividades de los policías en todas las otras áreas de actividad policiaca”, sigue el reporte del DOJ. “Los oficiales esperan y demandan obediencia aun cuando no tienen autoridad legal. Estan inclinados a interpretar el ejercicio de la libre expresión como una desobediencia ilegal, movimientos inocentes como amenazas físicas, indicaciones de enfermedad mental o física como muestras de pelear”.

Otro ejemplo que ilustra esta actitud de prepotencia y de imponer multas u órdenes de arresto sin razón, es el de un tipo que se encontraba un día en su vehículo descansando luego de jugar baloncesto en un parque público. Llega un policía y le pide su Seguro Social -no hay razón para que un policía deba de pedir este documento- y otra identificación. Sin causa alguna el uniformado acusa al individuo de ser un pedófilo debido a que habían niños en el parque y le ordena que salga del automóvil y que le deje registrar el coche. El individuo se niega citando sus derechos constitucionales.

Para hacer corta una historia larga: el tipo del parque terminó arrestado con el policía sacando su arma de fuego y siendo acusado de ocho violaciones al código municipal. Uno de los cargos fue “falsa declaración” debido a que cuando lo interrogaron el individuo dijo llamarse “Mike” y en sus papeles estaba “Michael”. 

El reporte concluye esa parte señalando que debido a los cargos el fulano sujeto del incidente “perdió su trabajo como contratista con el gobierno el cual había tenido por años”.

Y qué decir de los mensajes que se enviaban los policías entre ellos: en uno se describe al Presidente Obama como un chimpancé. ‘Nuestra investigación no ha revelado ninguna indicación que algún oficial o empleado de los tribunales fuera alguna vez disciplinado” por estos mensajes, detalla el reporte. 

Con esto que hoy se sabe de lo que ha sucedido en Fergusson por años, se entiende un tanto mejor el enojo de muchos pobladores luego de la muerte de Brown. Protestaban no sólo lo que había pasado con el joven y lo que veían como una falta de justicia, sino toda una historia de abusos y racismo de parte de ese departamento de policía que supuestamente estaba ahí para protegerlos y tratarlos con dignidad. 

Al conocer el reporte más de alguien ha sugerido que lo menos que debe pasar es la desaparición del actual departamento de policía y la creación de uno nuevo.