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Cae "La Tuta" en Michoacán, gran éxito para un gobierno al que muchos no le creen nada

La captura de Servando Gómez Martínez debería de ser en circunstancias normales un gran triunfo para el gobierno
Federal police officers stand on the back of pick-up trucks while leaving a patio of the building housing the Assistant Attorney General's Office for Special Investigations on Organized Crime (SEIDO) in Mexico City
Policías federales resguardan la entrada de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) en Ciudad de México, lugar a donde sería trasladado Servando Gómez, "La Tuta". (Foto: REUTERS/Edgard Garrido)REUTERS / REUTERS

La captura de Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, acusado de ser uno de los más importantes narcotraficantes del país, debería de ser en circunstancias normales un gran triunfo para el gobierno mexicano. 

 

Ha caído nada menos que el supuesto jefe de los llamados Caballeros Templarios, organización delincuente que en los últimos años ha causado tremendo daño en el estado de Michoacán.

 

El problema es que estos no son tiempos normales para el gobierno mexicano. La desaparición de los 43 estudiantes en Guerrero el pasado septiembre ha generado una crisis de credibilidad que ensombrece cualquier acción gubernamental. 

 

No sorprende entonces que más que celebrar y reconocer la captura de “La Tuta”, las primeras reacciones de mucho del público en redes sociales y demás es de escepticismo. De pensar que todo ha sido un arreglo y que la detención del narcotraficante fue algo pactado con el gobierno.

 

“Que buen show, por la noche sustituyen a Murrillo Karam (el Procurador de la Nación quien en efecto salió de la Procuraduría en la noche del jueves), entra al relevo la hermana del vicepresidente de noticias de Televisa, Leopoldo Gómez (la nueva Procuradora Aracely Gómez es ciertamente la hermana de este señor Gómez de Televisa) y por la madrugada detienen a “La Tuta” y Televisa tiene la exclusiva. Colorín colorado, el PRI gana las elecciones en junio y el cuento acabado”, escribe para el caso Linda Soriano en los comentarios a la nota de la captura de “La Tuta” que publica la revista Proceso. Similares comentarios se encuentran en muchos otros lugares del mundo de las redes sociales.

 

“Como (que) ya se volvió costumbre atraparlo en la madrugada sin ningún disparo y haciendo una telenovela de su aprehensión, más falso no puede ser”, escribe Roy Olguín en otro comentario en este caso en el sitio de internet SDPnoticias. “Está claro que ya estaba pactado”, agrega Olguín.

 

Más allá sin embargo de que mucho del público no crea la versión gubernamental, lo cierto es que la captura de “La Tuta” se agrega a la detención el año pasado del todavía más famoso narcotraficante Joaquin “El Chapo” Guzmán. 

 

La pregunta entonces sería si independiente de supuestos pactos o arreglos, el gobierno mexicano está ganando la batalla contra el narcotráfico. De si la puesta tras las rejas de estos capos ha conseguido una disminución en la violencia y en las actividades del narcotráfico en general. 

 

En este punto cada quien tiene una respuesta diferente. El gobierno asegura que ha disminuido la violencia y mucha gente opina lo contrario, que en particular delitos como el secuestro y la extorsión se han disparado. O que la violencia y la influencia del narcotráfico se ha incrementado en lugares como Tamaulipas.

 

Aunque anecdótico si se quiere, no es por casualidad el dicho del Papa mismo a un amigo en Buenos Aires hace unos días, de que teme por la “mexicanización” de su natal Argentina. De que es “de terror” lo que sucede con el narcotráfico en México, tal lo que le han informado los mismos obispos mexicanos.

 

Pero volviendo a lo de “La Tuta”, el narcotraficante ciertamente que era alguien diferente en ese mundo del narco mexicano. De joven fue maestro de escuela primaria -cobró hasta 2010- y luego según reportes de prensa, se hizo narcotraficante con la llamada “Famila Michoacana” a donde llegó a ser el segundo al mando. 

 

Más tarde se saldría de ese grupo y se integraría a los Caballeros Templarios, un cartel que mezcla la actividad criminal con pronunciamientos religiosos (el nombre lo toma de una orden militar que existió durante las cruzadas que hicieron los cristianos europeos a Jerusalén alrededor del año 1118). 

 

La principal característica de “La Tuta” sin embargo, fue su presencia mediática. El capo michoacano con frecuencia grababa videos en donde aparecía con figuras políticas, con periodistas o con gente pobre a la que le daba dinero. 

 

A veces él solo, dando discursos en los que explicaba por qué se dedicaba al narcotráfico. Decía que lo suyo era un mal necesario y que el gobierno protegía a otros cárteles y que eran las autodefensas (grupos surgidos en Michoacán para combatir al narcotráfico) las que estaban “robando descaradamente”, tal la cita del sitio Animal Político.

 

El poder de “La Tuta” se vio seriamente disminuido en el último año cuando el gobierno lanzó en Michoacán una ofensiva militar y política contra el narcotráfico. Se mandó al ejército y a la Policía Federal a dar la batalla y se envío a un funcionario de alto nivel con poderes casi absolutos para pacificar el estado y supuestamente limpiarlo de corrupción y la influencia del narcotráfico. La captura de “La Tuta” entonces parecía sólo una cuestión de tiempo. 

 

Será lo que suceda en Michoacán la muestra de si la detención de “La Tuta” ha causado un verdadero efecto en la vida diaria del estado. De si habrán elecciones para gobernador en las cuales el narco no intervenga, de si el gobernante elegido está libre de toda sospecha de vínculos con el narcotráfico y de si la violencia disminuye. 

 

O más importante, de si la población percibe y acepta que esta violencia ha disminuido. Y todavía más, de si esta misma población comienza a confiar en las instituciones de gobierno, en especial en la impartición de justicia -una de las grandes debilidades del estado mexicano.

 

En todo caso, sería de ingenuos pensar que el narco desaparecerá en Michoacán sólo porque “La Tuta” está en la sombra. Si se toma como ejemplo lo sucedido con otros capos y su captura, de seguro que otro fulano tomará su lugar y que las organizaciones del narcotráfico que funcionan en el estado seguirán existiendo.

 

Por hoy sin embargo, la batalla es de credibilidad. Un gobierno que literalmente ha estado contra la pared en los últimos meses, acosado por mucha de la opinión publica por que no da una respuesta satisfactoria a lo de los 43 estudiantes de Guerrero, tiene hoy algo bueno que presentar. Más allá de la acusación de que es “un montaje de Televisa”, de que todo estaba pactado o lo que sea, lo cierto es que “La Tuta” está en prisión.