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Senado de EE.UU falla por tercera vez en intento de descarrilar acción ejecutiva de Obama

El tercer voto en el pleno del Senado tuvo un resultado de 52 votos a favor y 47 en contra. Para pasar la medida se necesitan 60 votos.

El Senado controlado por los republicanos ha fallado por tercera ocasión en la semana en su intento por descarrilar la acción ejecutiva del Presidente Obama que potencialmente beneficiará a millones de indocumentados.

 

El tercer voto en el pleno del senado fue este jueves y el resultado fue similar al de las votaciones anteriores del martes y miércoles: 52 a favor y 47 en contra. Para pasar la medida se necesitan 60 votos. 

 

“¿No es esta la definición de locura? Votar por la misma ley una y otra vez”, se preguntó y se respondió asimismo el senador republicano por Arizona John McCain, en referencia a lo que ha sucedido esta semana en el senado.

 

Bien sea locura, bien sea necedad política o bien sea la simple creencia de que se está en lo correcto, lo que hay que enfatizar es que el actual impasse en el senado es el primer choque frontal entre una Cámara dominada por los republicanos y un grupo de senadores demócratas que aun cuando son minoría parecieran estar unidos en la defensa de las grandes iniciativas de Obama.

 

Normalmente estos intentos frustrados de votación en el senado serían suficientes para terminar la discusión de un punto o proyecto de ley. En este caso es diferente debido a que lo que han hecho los republicanos es añadir -vía enmiendas- el ataque a la acción ejecutiva de Obama a una ley mayor por la que se financia el Departamento de Seguridad Interna (DHS por sus siglas en inglés). 

 

La idea es obligar a los demócratas a que acepten la ley -con el descarrilamiento de la iniciativa migratoria de Obama como agregado- o de lo contrario el DHS, que es fundamental para la seguridad del pais, se quedará sin fondos a finales de mes. 

 

Los demócratas, aun con el riesgo de pagar un costo político ya que pueden ser vistos por algunos votantes como que no les importa jugar con la seguridad del país, han decidido que no habrá presupuesto para el DHS si ello implica echar por la borda tanto la reciente acción ejecutiva del presidente como la del 2012 que benefició a los llamados soñadores o “dreamers”.

 

La gran interrogante ahora es qué hará el liderazgo republicano en el senado cuando ha quedado claro que no tienen los votos para atacar y hacer nula la acción ejecutiva de Obama pero que tampoco pueden dejar sin presupuesto al DHS. 

 

Este liderazgo republicano quiere que la gente los vea como miembros de un partido razonable que sabe “gobernar”, es decir, pasar leyes y no únicamente ser los obstruccionistas que por años dijeron “no” a todo lo que hacía Obama. 

 

El problema, sin embargo, es que este liderazgo tiene que lidiar tanto con los proyectos de ley que envía la Cámara baja como con sus propios senadores de línea dura. Esta idea de anexar el ataque a la acción ejecutiva a la ley del presupuesto del DHS, vino de la Cámara baja. Ahí fue aprobado el proyecto de ley con el voto mayoritario de los congresistas republicanos.

 

“Será una irresponsabilidad de los demócratas bloquear los fondos para el DHS”, señaló entre otras voces republicanas el senador de Texas, Ted Cruz, uno de los más fieros opositores a las medidas de inmigración de Obama. “Intentan mantener secuestrada nuestra seguridad nacional a cambio de proteger la ilegal e inconstitucional amnistía del presidente”.

 

Los demócratas, por su lado, recuerdan que son los republicanos los irresponsables al jugar con el presupuesto de DHS en momentos en que precisamente se ha visto la barbarie del llamado Ejército Islámico (ISIS) al quemar al piloto jordano y que aunque operando lejos del país sigue siendo una amenaza para Estados Unidos. “Es extraño que ahora ellos (los republicanos) estén tratando de reducir esto (el presupuesto del DHS) a políticas presidenciales de inmigración”, señaló la senadora por Missouri, Claire McCaskill.

 

En la superficie pareciera entonces que se está ante una especie de juego de la gallina en el cual habrá que ver a quién le tiemblan primero las canillas, si a los republicanos o a los demócratas. En la realidad política, sin embargo, es casi seguro que tendrán que llegar a un acuerdo. Los costos políticos de que el DHS se quede sin fondos son potencialmente demasiado altos.

 

Una posible salida es que al liderazgo republicano se de satisfecho con lo sucedido en donde le ha mostrado a sus bases que hizo lo posible por pasar la ley con los ataques a la acción ejecutiva de Obama -la verdad que nunca se votó por la ley misma sino simplemente si se cerraba el debate sobre la ley-, que son los demócratas “los intransigentes” y que ellos están de acuerdo con descarrilar las iniciativas del presidente sólo que no lo pueden hacer porque no tienen los votos. 

 

Que es por ello entonces que presentan un nuevo proyecto de ley que sólo incluye el presupuesto del DHS.

 

Que lo demás, los ataques a lo hecho por Obama en inmigración, será cuestión de otro día y de otras leyes.

 

O también otra posibilidad es pasar una vez más -así se hizo hace un par de meses- una ley de corta vigencia, digamos hasta abril o mayo para financiar al DHS, y luego volver a la batalla sobre inmigración con Obama y los demócratas. 

 

El denominador común en todas estas posibles opciones es la urgencia de no dejar al DHS sin fondos (por hoy sólo tiene presupuesto hasta el 27 de febrero).

 

No la tienen fácil los republicanos. El tomar control del senado ha implicado también la responsabilidad de “gobernar”. Ya no es suficiente con tirar granadas de mano a todo lo que venía de la Casa Blanca, hoy también hay que proponer y pasar legislación. El problema, por supuesto, es cómo balancear esta necesidad política -hay elecciones en el 2016 y la gente los juzgará por sus actuaciones- con las demandas de pureza ideológica de sus congresistas y senadores más conservadores.