MEXICO (AP) — El nombramiento de 15 nuevos cardenales ha sorprendido a gran parte de la Iglesia católica porque muchos son de lugares remotos pero, a juicio de los expertos, suponen un ejercicio de coherencia con las declaraciones del papa Francisco, que ha defendido la necesidad de acercarse a la "periferia".
El padre Mario Ángel Flores, rector de la Universidad Pontificia de México, declaró a The Associated Press que el pontífice "se ha querido acercar a Oriente con los nuevos cardenales asiáticos y a remotas islas de África, pero uno de los que más ha sorprendido ha sido el mexicano, ya que se esperaba un nuevo cardenal del país pero de una ciudad grande, nunca de Morelia".
El arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, de 76 años, es el primer purpurado procedente de esta arquidiócesis en la capital del violento estado occidental de Michoacán, marcado por delitos del crimen organizado desde hace casi una década y donde en 2013 surgieron los grupos de autodefensa.
"Es todo un mensaje de que el papa quiere estar cerca de un escenario de conflicto social y preocupación nacional muy cercano al estado de Guerrero", donde desaparecieron 43 estudiantes en septiembre, añadió el rector.
El padre Hugo Valdemar, portavoz de la arquidiócesis de la Ciudad de México, coincidió con la reflexión.
"Michoacán se ha vuelto referente de la violencia, el narcotráfico y la corrupción", afirmó. La decisión de Francisco puede entenderse como la constatación de que el pontífice "es sensible a esta realidad".
Suárez Inda es un religioso conservador en lo ideológico. Ha desempeñado un importante papel de mediador en los conflictos del estado, tanto en las luchas políticas como en casos de secuestros y extorsiones, en los que ha actuado siempre con gran discreción y fuera de los reflectores.
Con cárteles como La Familia y Los Caballeros Templarios, Michoacán es el único estado mexicano donde el crimen organizado ha tenido fuertes connotaciones religiosas.
Los nombramientos de los nuevos cardenales no sólo sorprendieron en México. En Uruguay, el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, otro de los elegidos, dijo haber recibido la noticia con "gran sorpresa y alegría".
"Quedé y aún estoy impactado por la noticia. Pero uno es un servidor de Cristo y de la Iglesia y ojalá sea para mejor amar y servir", dijo en declaraciones recogidas por Radio El Espectador. "Yo no sabía nada. Me enteré cuando venía en auto para la curia y ahí me llamaron".
En su opinión, dada su corta trayectoria como arzobispo de Montevideo, está claro que el papa tuvo una deferencia para con la Iglesia uruguaya "más que para mí".
Sturla informó que viajará al Vaticano porque el 14 de febrero hay una celebración, donde el pontífice entrega algunos signos del cardenalato a los recién nombrados.
"Recibimos la noticia con mucha alegría; ha sido una sorpresa para todos, incluso para el mismo interesado", dijo a la AP Heriberto Bodeant, secretario general de la Conferencia Episcopal de Uruguay, quien agregó que el único cardenal uruguayo hasta ahora había sido el arzobispo Antonio Maria Barbieri, nombrado por Juan XXIII en 1958 y fallecido 1979.
Bodeant consideró que el nombramiento significa una confianza muy especial del papa Francisco para la Iglesia uruguaya, "relativamente joven... pequeña y de bajo perfil". Dijo que Uruguay es un país de cultura secularizada y "para nosotros este nombramiento es verdaderamente estimulante".
En Colombia, la Conferencia Episcopal expresó "su inmensa alegría" y agradecimiento al papa Francisco por la elección de monseñor José de Jesús Pimiento, de 95 años, según una breve comunicación publicada en su página de internet, en la que se consideró su elección como "un reconocimiento a su vida y ministerio pastoral".
Por otro lado, en Panamá, el presidente Juan Carlos Varela celebró la designación de monseñor José Luis Lacunza Mastrojuán, de 70 años y arzobispo de David.
"El anuncio de su santidad Francisco llena de alegría al pueblo panameño", afirmó.
El gobernante destacó que Lacunza no sólo ha dedicado más de cuatro décadas a la orientación evangélica y formación de los panameños, sino que además ha jugado un papel central como conciliador y mediador en momentos cruciales del país.
"Es oportuno recordar también su trabajo con nuestras comunidades indígenas, específicamente en la Comarca Ngabe-Buglé", agregó.
Lacunza fue nombrado en 1994 obispo de la diócesis de Chitré y en 1999 de la diócesis de David, en la provincia de Chiriquí. También ha presidido la Conferencia Episcopal de Panamá.