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México: Conductores de buses retenidos por semanas

México: Conductores de buses retenidos por semanas

TIXTLA, México (AP) — Los conductores viven con sus autobuses en el campo de fútbol de la Normal Rural de Ayotzinapa. Duermen en los compartimientos destinados hasta hace poco sólo al equipaje de pasajeros y secan su ropa en los parabrisas.

La atención en los dos últimos meses se ha centrado en la desaparición de 43 estudiantes de la normal, ubicada en la municipalidad de Tixtla, y pocos han prestado atención a una treintena de conductores de autobús que aseguran permanecer retenidos por activistas de la escuela que los obligan a trabajar como choferes para quienes tomaron a la fuerza sus vehículos: los mismos alumnos.

Los conductores, algunos de los cuales llevan más de un mes en la escuela en el sur de México, dicen que no pueden abandonar los vehículos porque hay un contrato laboral que los obliga a permanecer en todo momento junto al autobús, que puede valer más de 100.000 dólares. Y en medio de las tensiones por la desaparición y presunta masacre de los estudiantes, las autoridades se muestran renuentes a rescatar a los choferes.

"Nos dicen que no estamos secuestrados porque podemos salir a pasear o bañarnos en su alberca", dijo un chofer, que al igual que otros demás se negó a dar su nombre por miedo a represalias. "Pero también los presos en una cárcel tienen derecho a salir al patio o ir al gimnasio y no por eso son libres", se lamenta.

Los estudiantes, que tienen una larga trayectoria de activismo que llega a tornarse violento, califican la toma de los autobuses de "una expropiación" y dicen que los necesitan para trasladarse a las numerosas protestas que se realizan en el estado de Guerrero desde la desaparición y probable matanza de sus compañeros.

Omar García, un estudiante de segundo año, reconoció en una entrevista con The Associated Press que perjudican a los choferes porque no pueden irse ni mantener a sus familias. Pero sostuvo que los estudiantes no tienen opción porque no saben conducir ni dar mantenimiento a vehículos tan grandes.

"Nos tratan mal, nos gritan y nos intimidan y nos obligan a estar a su disposición para manejar donde ellos deciden", explica otro conductor retenido hace tres semanas. "No puedo ir a ver a mi familia. Somos víctimas de una situación que no hemos provocado".

A cambio de no dañar los autobuses, dicen, los choferes deben estar a disposición de los jóvenes las 24 horas del día para manejarlos durante el tiempo que consideren oportuno y al lugar que necesiten ir.

Los conductores han rogado a sus empleadores que envíen choferes de reemplazo para poder ir a ver a sus familias. Hasta ahora la mayoría de las compañías se han negado, aunque García dijo que se estudiaba un acuerdo entre los estudiantes y los dueños de los autobuses que permitiría a los choferes rotar cada 10 días.

Varias compañías que tienen autobuses en la escuela declinaron comentar, excepto para reconocer que hacen responsables a los choferes de los vehículos, conforme a sus normas. Las empresas dijeron que los secuestros se han convertido un problema tan frecuente que algunas líneas han reducido los viajes en el estado de Guerrero.

La situación de los conductores en la escuela es sólo un ejemplo de la incapacidad del gobierno de mantener la paz en el estado desde que los estudiantes desaparecieron, supuestamente bajo órdenes de un alcalde cuya policía corrupta los entregó a narcotraficantes.

Estudiantes enmascarados también controlan casetas de peaje para cobrar "donaciones" de choferes que pasan por la autopista federal y secuestran autobuses de pasajeros para su uso. Maestros del sindicato local magisterial se han sumado a las protestas y han quemado vehículos, edificios públicos y oficinas de partidos políticos a la vista de efectivos de la policía estatal y federal.

La desaparición de los estudiantes ha provocado una fuerte indignación pública y protestas casi a diario contra el gobierno, al que culpan directa e indirectamente de las desapariciones. Esa tensión ha complicado cualquier intento de ayudar a los conductores de autobús.

"La función del policía uniformado es la de prevenir el delito y en este momento no están ellos actuando porque podría pensarse que es un acto represor", dijo Jorge Valdez, portavoz de la Procuraduría de Justicia de Guerrero. "Para no intentar apagar un fuego echando gasolina".

Rogelio Ortega, el nuevo gobernador del estado y un ex rebelde izquierdista, busca "un mecanismo de conciliación, de negociación, de persuasión, un mecanismo político" para controlar a los grupos, dijo Valdez.

Las autoridades también desean evitar un incidente como el de hace tres años en que la policía mató a tiros a dos jóvenes de la Normal Rural de Ayotzinapa mientras trataban de despejar un autopista que habían bloqueado. Una docena de agentes fueron arrestados y dos acusados.

El campo de fútbol se ha convertido en un estacionamiento no sólo para los autobuses, sino también para camiones de carga que transportaban Coca-Cola y productos lácteos. Los conductores dijeron que los estudiantes se apropiaron de los productos y los vendieron a tiendas locales.

Uno de los conductores de autobús dijo que está retenido desde el 24 de octubre, cuando lo detuvieron mientras trasladaba a una docena de pasajeros hacia el puerto turístico de Acapulco. Un grupo de estudiantes bloqueó una carretera cerca de Chilpancingo y amenazó con apedrear el autobús a menos que abriera la puerta. Los estudiantes, afirmó, abordaron el vehículo y ordenaron bajarse a los pasajeros.

Un día reciente, en el campo de fútbol estaba un camión cisterna de combustible junto a 30 autobuses de lujo de las líneas que llevan a vacacionistas de la Ciudad de México a Acapulco. Todos los vehículos eran modelos recientes, con asientos de piel y pantallas de televisión individuales.

"Ellos saben perfectamente cuáles (autobuses) son los más nuevos", dijo uno de los conductores.

"El problema es grave, sólo este mes llevamos 150 camiones de distintas empresas saqueados de productos y más de 20 vehículos extraviados, quemados, destruidos", dijo Jaime Nava, presidente de la Confederación Patronal Mexicana en el estado sureño de Guerrero, que agrupa a los empresarios estatales.

"Y todo esto ocurre ante la pasividad policial que los deja saquear", lamentó.

Reporteros de The Associated Press descubrieron a los conductores retenidos mientras reportaban sobre los estudiantes desaparecidos, y tuvieron que hablar con ellos rápidamente antes de que los estudiantes los sacaran del lugar.

Un conductor advirtió a los periodistas: "¡Váyanse, si los ven aquí les van a romper esa cámara!".

Un par de estudiantes se acercó a los reporteros cuando salían del terreno. "¿Quién les dio permiso para estar aquí?", preguntaron con tono molesto.

Los hombres, a quienes los estudiantes dan alimentos sencillos, dijeron que sus compañías no les pagan el tiempo que están cautivos. Aunque los estudiantes han prometido darles dinero cuando los liberen, los conductores dicen que si reciben algo no se acercará a sus ingresos de casi 20.000 pesos mensuales.

"Llevo un mes sin recibir un cheque. Tengo que pedir una línea de crédito que no puedo pagar", dijo un conductor más, quien estaba sin camisa porque había lavado a mano la única que tiene. "Me están arruinando".