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Cómo promover el estudio de las ciencias y la tecnología entre las latinas

Como promover el estudio de las ciencias y la tecnología entre las latinas.

Por: Erika L. Sánchez NBC News

Aunque las mujeres latinas constituyen el ocho por ciento de la población de los Estados Unidos, y la cifra sigue aumentando, ellas representan sólo el dos por ciento en las ocupaciones de ingeniería y ciencias, de acuerdo al reporte de la  Fundación Nacional de Ciencias (National Science Foundation).

El amor que tuvo Luz Rivas desde pequeña por las computadoras le cambió el curso de su vida, por eso se ha propuesto ayudar a incrementar los índices de participación de las latinas en esas especialidades. Rivas considera que el interés y la confianza que se necesita para entrar en el campo de las ciencias y la tecnología deben empezar en la niñez. Es por ello que a pesar de haber asistido a las mejores universidades y de haber trabajado en grandes compañías, ha regresado a su barrio de clase trabajadora, Pacoima, en Los Ángeles, California, para establecer el programa extracurricular DIY Girls. Este programa se propone incorporar a las jóvenes latinas en los estudios de las ciencias y la tecnología.

Cuando se trata de hacer preguntas y de involucrarse en las ciencias y la tecnología, “muchas jóvenes son tímidas y no quieren exponerse,” aseguró Rivas. Esto es más evidente en el periodo crítico de transición de la escuela primaria a la secundaria.

“A veces es difícil salir del propio cascarón, y creo que eso es algo muy común de las latinas,” añadió  Rivas.  Es aún más difícil para ellas porque no tienen asesoría en esos campos.

Rivas creó DIY Girls como un programa extracurricular para las niñas de quinto grado en la escuela primaria de su niñez, Telfair Elementary School, en Pacoima. Casi todos los estudiantes de la escuela son latinos y la mayoría participa en el programa federal de almuerzos gratis o de bajo costo.

Este programa se propone incrementar el interés de niñas y mujeres en el estudio de la tecnología y la ingeniería mediante una experiencia educacional más práctica. Además del interés en la tecnología, el programa fomenta la autoestima y prepara a las estudiantes para las carreras técnicas. 

Rivas quiere trasmitir a su comunidad todo lo que ha aprendido en el campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería, y las matemáticas (STEM por las siglas en inglés). A ella le apasiona estimular la creación en las jóvenes para que puedan hacer sus propios productos.

Un reporte de la Asociación Hispana de Colegios y Universidades ( Hispanic Association of Colleges and Universities report )  demostró que las latinas en las escuelas secundarias son las que más titubean a la hora de preguntar durante los debates en clases y son, además, las que menos aspiran a carreras en los campos de ciencia y tecnología.  

Rivas se considera afortunada porque descubrió el amor por las computadoras cuando cursaba el quinto grado. Como le gustaban los rompecabezas y las matemáticas, su atracción por la programación fue instantánea. Usar una computadora cuando nadie la tenía en la casa era emocionante porque se sentía algo nuevo, futurista. Al principio pensaba que era un juguete divertido, pero pronto se dio cuenta del poder que tenían. “Yo sentí que tenia una verdadera habilidad. Siempre me gustaron las cosas que tenían respuestas concretas,” apuntó.Desde ese momento, Rivas se propuso seguir una carrera en tecnología.  Como sucede con las niñas que ahora educa, ella no venía de una familia privilegiada y tuvo que superar muchos obstáculos. Ella y su hermana eran hijas de madre soltera y nunca tuvieron una casa propia. En muchas ocasiones se vieron obligadas a vivir en garajes o en cuartos de las casas de otras personas. Para poder sobrevivir, su madre trabajaba en una factoría durante la semana y limpiaba casas los fines de semana.Rivas asistió a clases de computación en la escuela y eso le ayudó a mejorar sus habilidades en la programación. En el último año de la secundaria, solicitó entrar al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), una de las mejores universidades del mundo en el campo de las ciencias, “solo para ver si la aceptaban.” Y la aceptaron.

Rivas no había estado fuera de su casa en Los Ángeles y no estaba segura sí quería ir a MIT. Cuando decidió visitar el recinto universitario, no tenía dinero para el pasaje de avión y un familiar se lo prestó. Sin embargo, la visita a la Universidad lo cambió todo. Rivas decidió que era allí donde quería estudiar.

Como latina que nunca había salido de Los Ángeles, Rivas afrontó el “impacto cultural” en MIT. “Yo sentía que estaba en otro país,” dijo. “Nunca había conocido a tantos estudiantes con padres universitarios. Fue impactante ver como los jóvenes eran guiados por sus padres. Yo nunca tuve eso.”

Después de la universidad, Rivas se mudó a Chicago donde trabajó para la compañía Motorola durante varios años y brindó apoyo a organizaciones sin fines de lucro. Fue a través de su propia experiencia y de servir como voluntaria en organizaciones juveniles que Rivas decidió involucrarse en la educación científico-tecnológica orientada a estudiantes de bajos recursos.

En el 2011, tras haber cursado estudios de postgrado en la Universidad de Harvard y completado diez años de trabajo en el ramo de la educación científico-tecnológica, Rivas decidió regresar a Pocaima para crear DIY Girls

Rivas se dedicó totalmente a la consolidación de su organización en octubre del 2013. Ha sido un trabajo de día y noche. Casi todo el apoyo económico proviene de fundaciones, corporaciones, y de una exitosa iniciativa de Indiegogo –la pagina web en la que los proyectos son financiados por el público. Su organización está siempre necesitada de voluntarios, consejeros y de donaciones de equipos de todo tipo, aseguró.

Este programa se ha extendido más allá de la escuela Telfair Elementary. Recientemente, se creó DIY Girls en el Vaughn Next Century Learning Center en San Fernando. En el Centro Vaughn, el 98  por ciento de los estudiantes califica para el programa de almuerzo gratis o de bajo costo.

En los talleres, las jóvenes aprenden desde cómo soldar objetos electrónicos hasta cómo usar impresoras 3D. DIY Girls también ofrece talleres mensuales a mujeres (monthly workshops for women) interesadas en aprender oficios técnicos. 

Rivas disfruta ver a los padres identificarse con el trabajo que hacen sus hijas en los talleres. Muchos de ellos trabajan en factorías o en la construcción y muchas de las niñas quieren hacer las cosas que los padres saben hacer.   

“Los de nuestra comunidad no son ingenieros, pero saben cómo hacer las cosas. Ellos saben hacer cualquier cosa,” aseguró.

Aprender los conceptos científicos y conocer la tecnología es sólo una parte de la ecuación. Rivas reconoce que es también importante que las latinas se vean capaces de alcanzar la educación superior y de seguir una carrera científica. Esa es la misión de DIY Girls.

“Nos estamos enfocando en asegurar que ellas sepan como abogar por sus intereses y que desarrollen la confianza en sí mismas,” precisó.