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Opinión: "EL AGUAFIESTAS VIRTUAL"

Los parques de la ciudad de Haren, Holanda, se llenaron de vándalos tras una invitación de una joven en facebook.

Por Gina Montaner

Miami, FL - Hasta hace unos días, la localidad holandesa de Haren era conocida por ser una idílica comunidad, cuya perfección urbanística y convivencia ejemplar la asemejaba más a El Show de Truman que a una urbe con los problemas de la vida moderna. Sin embargo, bastó un mensaje “colgado” en Facebook para que en cuestión de horas sus parques y calles se transformaran en un campo de batalla entre jóvenes vándalos y las fuerzas del orden.

Todo comenzó cuando una muchacha, Merthe, extendió una invitación a sus amigos para asistir a su fiesta de cumpleaños. Por equivocación, la adolescente no envió un mensaje privado, sino que publicó la convocatoria a los ojos de la aldea global. Faltó tiempo para que los hooligans de turno se desplazaran desde los rincones más remotos de Holanda con la intención de “colarse” en el guateque y, de paso, arrasar como Atila con los tulipanes y veredas de la coqueta ciudad. 

A partir de ahora, seguramente Merthe se lo pensará dos veces antes de hacer uso de las redes sociales para conectarse con sus amistades. Del modo más cruel aprendió que, sin cierto recelo a la hora de asomarse al vacío sideral de Internet, los detalles más íntimos pueden multiplicarse en la red como un virus imparable. Y es que, bien mirado, el ingenioso invento de Mark Zuckerberg tiene mucho de patio de vecindad virtual, en el que se corre el peligro de ser presa de los voyeurs que fagocitan las andanzas de internautas con vocación exhibicionista.

Precisamente, en esta era de promiscuidad internáutica resultan paradójico las críticas que suscitan los periodistas de la llamada prensa rosa, cuando son muchos los que hacen de paparazzi de sus propias vidas, dispuestos a que perfectos desconocidos se asomen a la indiscreta ventana virtual. 

No obstante, el desafortunado incidente en Holanda, añadido a la noticia reciente de que una serie de mensajes privados en Facebook podrían haber salido a la luz sin consentimiento de los usuarios, no es motivo para vivir de espaldas a una de las más grandes revoluciones de los últimos tiempos. Si bien es verdad que un intelectual de la talla de Mario Vargas Llosa ve con desconfianza la influencia creciente de las redes sociales en lo que el denomina la “cultura del espectáculo”, no es menos cierto que negar su relevancia sería equivalente a haber repudiado en su época la introducción de la imprenta.

Otra cosa bien distinta es manejar con prudencia y sentido común las herramientas de las que disponemos en Internet. El “muro” de Facebook está a nuestra disposición para expresarnos, pero, al menor descuido, puede convertirse en el “muro” de los lamentos. Si no, que se lo pregunten a Merthe. Nunca olvidará su fatídico cumpleaños.