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Se somete a un implante cerebral para controlar su adicción al alcohol, ¿cómo funciona?

Un investigador con una seria adicción al alcohol se sometió a un procedimiento novedoso para controlar su enfermedad, aunque aún está en fase experimental.

A principios de los años 80, el microbiólogo Frank Plummer comenzó a tomar whisky para relajarse y manejar los momentos más difíciles de su trabajo, como el estrés, la decepción y el dolor, pero pronto se volvió una adicción que le trajo consecuencias en su salud.

Para poder salir de su adicción al alcohol, el investigador forma parte de un novedoso proyecto que utiliza un implante cerebral que ayuda a controlar esta enfermedad, aunque continúa en una fase de prueba.

Cuando comenzó a beber, Plummer enfrentó junto a sus colegas el desarrollo de la crisis africana del VIH. “Me sentí como un bombero o algo así, pero el fuego no se apagaba”, dijo a la BBC.

Durante 17 años, el investigador estuvo en Kenia, descubriendo hallazgos importantes sobre la propagación del virus, así como la manera de reducir el riesgo de transmisión y cómo en un futuro se podría desarrollar una vacuna, pero la presión interna que vivió era fuerte.

A su regreso a Canadá, Plummer tuvo un cargo directivo en el Laboratorio Nacional de Microbiología de Winnipeg, donde trataron los brotes de SARS en 2003 y de la gripe H1N1 en 2009. Sus jornadas de trabajo eran largas y consumía aproximadamente 600 mililitros de alcohol al día.

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En 2012, el investigador fue diagnosticado con una insuficiencia hepática crónica, por lo que tuvo que someterse a un trasplante de hígado. Aunque redujo por un tiempo su consumo de alcohol, su adicción lo hizo darse cuenta que necesitaba un tratamiento.

Frank probó toda clase de tratamientos y programas, desde grupos de apoyo hasta medicamentos, pero siempre volvía a recaer, por lo que optó por una solución clínica más prometedora.

Dos neurocirujanos del Hospital Sunnybrook, en Toronto, estaban reclutando pacientes para un procedimiento experimental en el que se utilizaría estimulación cerebral profunda para tratar el alcoholismo.

Con este implante, que se ha utilizado por más de 25 años para el tratamiento de otras enfermedades, como el Parkinson, se trata de investigar la seguridad y efectividad que tiene frente a la adicción al alcohol.

“Para cosas como la enfermedad de Parkinson trabajamos con los circuitos motores del cerebro. En la adicción, el trastorno por consumo de alcohol, trabajamos con los circuitos de placer y recompensa que hay en el cerebro”, explicó el doctor Nir Lipsman, que operó a Plummer.

Este tratamiento consiste en colocar un dispositivo eléctrico en el cerebro del paciente para reajustar la actividad normal. Los electrodos se controlan por medio de un dispositivo similar a un marcapasos que se coloca en el pecho.

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