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Por qué la comida chatarra es adictiva

El libro "Salt Sugar Fat" revela cómo las grandes empresas de alimentos usan ingredientes poco saludables para crear deseos de comer.

Al leer el nuevo libro de Michael Moss, Salt Sugar Fat (enlace en inglés) quizás empiece a deambular por los pasillos del supermercado con un mapa cuidadosamente trazado. El libro contiene una exhaustiva investigación sobre cómo la industria alimentaria crea productos adictivos con esos tres ingredientes, y cómo se comercializan al público que los consume más rápido que un Slurpee helado de 16 onzas. Aquí, Moss, periodista ganador del premio Pulitzer, cuenta lo que descubrió.

P. ¿Qué es lo que más lo sorprendió durante la investigación para escribir el libro?

R: Cómo los directivos más importantes de las principales empresas de alimentos no consumen sus propios productos. O dejan de consumirlos cuando se enfrentan a problemas de salud. Descubrí esto al comienzo de mi investigación, así que empecé a preguntarles a todos los que entrevistaba sobre su propia alimentación. El principal científico de Frito-Lay no comía papas fritas, como deseando resistirse al riquísimo sabor salado. Y el expresidente de Coca-Cola implementó un régimen integral de salud para su vida personal, desde yoga hasta zanahorias frescas como refrigerio —que también empezó a comercializar para compensar todos los años que dedicó a llenar de gaseosas a los niños—.

P: ¿Qué deberían hacer los lectores con todas estas pruebas de que la industria alimentaria nos manipula para alimentarnos de manera poco saludable?

R: Lo aconsejable es dedicar más tiempo a los pasillos externos del supermercado, donde están las frutas y verduras, y estar muy atentos en los pasillos del medio, especialmente a los productos que están a nivel de la vista porque ahí es donde colocan los productos con los niveles más altos se sal, azúcar y grasas. Sin perjuicio de los poderosos que puedan ser los gigantes de la industria alimentaria, en última instancia somos nosotros los que elegimos qué comprar y con qué frecuencia y eso es muy importante.

P: ¿Por qué terminamos con tanta sal en nuestros alimentos procesados?

R: Me sorprendió descubrir que no nacemos con predilección por lo salado, eso es algo que se adquiere alrededor de los 6 meses. Y, aparentemente, la industria alimentaria ha influido enormemente en nuestro gusto por la sal ya que se encuentra totalmente conectada a ella por ser un aditivo económico y milagroso que les permite evitar ingredientes más costosos como las especies y las hierbas frescas. Esa es la razón por la que el 75 % de la sal que consumimos proviene de alimentos procesados, no del salero y por qué la industria se ha negado a reducirla.

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