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Perfeccionismo bueno o malo, cuál es la diferencia y cómo saber cuál tienes

Los expertos explican que existen dos tipos de perfeccionismo, y mientras uno de ellos te ayuda a alcanzar metas, el otro se convierte en una obsesión.

Cuando pensamos en buscar la perfección muchas veces creemos que es algo bueno, pues te ayuda a alcanzar metas. Sin embargo, los expertos advierten que en realidad esta característica puede convertirse en una actitud tóxica y negativa.

“La perfección sugiere un estado de impecabilidad, sin defectos. Ser perfecto implica una condición por la cual su acción o desempeño alcanza un nivel de excelencia que no puede ser excedido”, explicó el psicoterapeuta Mel Schwartz a Psychology Today.

El experto destacó que existe un tipo de perfección alcanzable y medible, en tareas que se pueden cuantificar como el sacar la nota más alta en un examen de la escuela o cumplir con una lista de tareas. En estos casos, esta es una habilidad positiva, pues ayuda a superar y a enfocar sus habilidades en un objetivo.

En algunos casos, este perfeccionismo se vuelve también temporal por lo que no afecta otros ámbitos de la vida de las personas y únicamente los motiva a ser mejores.

Pero, existe el riesgo de que la búsqueda de lo ideal se convierta en una idea fija que se extienda también a otras áreas de la vida, haciéndote sentirte insatisfecho la mayor parte del tiempo, o ansioso por no haber obtenido los resultados esperados.

“Todos somos perfeccionistas en algún nivel, pero se convierte en un problema cuando nos obsesionamos”, aseguró el profesor Robert Steven Kaplan, de la Universidad de Harvard. De acuerdo con los expertos de la universidad se sabe que esto se vuelve un problema cuando:

1. Constantemente se evalúan los resultados y se sienten frustrados cuando tienen algún error, o no son como lo esperaban.

2. Tienen estándares altos e inflexibles.

3. Tienen una mentalidad de “all of nothing”, en el que las cosas solo pueden ser perfectas o terribles.

4. Presentan estrés, ansiedad o irritabilidad por no poder controlar todo.

5. Se obsesionan con los resultados.

6. Creen que nadie puede hacer las cosas mejor que ellos.

7. Tienen altas expectativas en todo, y se vuelven metódicos para realizar las tareas.

De acuerdo con BBC, estas conductas suelen ser más visibles en la escuela o en el trabajo, y pueden afectar las relaciones y su desempeño, así como su estabilidad mental, pues puede crear enfermedades como depresión, burnout, adicción al trabajo, trastorno obsesivo-compulsivo, ansiedad e incluso trastornos alimenticios.

Además, un grupo de investigadores de la Universidad de Manitoba, explicó que los perfeccionistas suelen dividirse en dos grupos: aquellos que buscan la excelencia, y aquellos que tratan de no fallar.

En el primer grupo se ubican quienes se enfocan en analizar y calificar los resultados, mientras que los segundos son más obsesionados con no tener fallas en el proceso, para garantizar que todo salga como debería ser.

En ambos casos, los especialistas sugieren que lo mejor es acudir a buscar ayuda profesional para recibir un diagnóstico objetivo y evitar que esta característica interfiera en tu vida cotidiana o cause problemas en la familia, escuela, el trabajo o las relaciones amorosas.

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