Aníbal Vecchio, Renata Angles y Francisco Lombardo, se contagiaron de dengue, otra epidemia que afecta a Argentina y a toda América Latina, mientras permanecían en casa cumpliendo la estricta cuarentena de su país. Conoce su historia.
Francisco, de 32 años y quien actualmente está solo y aislado del resto de los pacientes en una habitación de un hospital de Buenos Aires, platicó a BBC que espera recuperarse y volver pronto a casa.
"Tengo las plaquetas y los glóbulos blancos muy bajos y eso es muy peligroso. Desde hace una semana tengo fiebre y me duele muchísimo el cuerpo, tanto como si me hubieran pegado 20 personas", describió.
El dengue se transmite por los mosquitos hembra de la especie Aedes aegypti y sus síntomas incluyen fiebre alta, como el COVID-19, pero también dolor de cabeza muy intenso, en los ojos, en los músculos y articulaciones, náuseas, vómitos, y salpullido y, cuando se vuelve grave, puede ser potencialmente mortal, de acuerdo con Medline Plus.
Según contó Francisco, terminó internado tras varios días de fiebre de más de 39°C y porque los análisis revelaron que tiene las plaquetas y los glóbulos blancos muy bajos.
"Me hicieron un estudio de sangre y dio lo que ellos llaman la sospecha de dengue", contó.
Pero en medio de la cuarentena por el coronavirus en Argentina, donde las medidas de confinamiento fueron muy estrictas durante marzo y abril, Francisco no tenía idea de qué es lo que estaba pasando, aunque estaba muy seguro que lo había contraído en su casa.
"En plena cuarentena me contagié [de dengue] en mi casa. La gente cree que se puede contagiar solo en un basural, en barrios de emergencia o en un descampado. Pero el dengue está en todos los lados", advirtió. Sin embargo, aún no sabe qué tipo de dengue padece.
Otros casos
Aníbal y Renata, también fueron víctimas del dengue.
"Sentía que me habían pegado 20 personas juntas", dijo Renata coincidiendo con la descripción de Francisco. "De un segundo para otro me empezó a doler todo el cuerpo, de los pies hasta el cuello".
Ambos afirman que se contagiaron de dengue mientras hacían la cuarentena estricta en su departamento de Villa Crespo, un barrio del centro de la Ciudad de Buenos Aires.
Aunque no terminaron hospitalizados como Francisco, visitaron el hospital al menos nueve veces durante las dos semanas que duró la enfermedad.
"Estábamos en plena cuarentena hacía 15 días cuando empecé con una contractura muy fuerte en la espalda. Pensé que era estrés por lo que estamos viviendo", señaló Aníbal.
Después, siguieron varios días de fiebre alta, por arriba de los 39°C. Renata presentó los mismos síntomas que Aníbal, pero con un día de diferencia.
Con sus intensos dolores musculares y la fiebre alta, el hospital era su mejor opción, pero en medio de la pandemia su panorama se tornaba aún más complicado.
"Como los dos estábamos con fiebre nos mandaron al pasillo donde llega la gente con sospechas de COVID-19. Íbamos encapuchados, con tapabocas y cuberitos de repelente", explicó Aníbal.
Allí, les sacaron sangre y "con los resultados de caída de los glóbulos blancos y las plaquetas nos dijeron que posiblemente tengamos dengue".
Además de los siete días seguidos con fiebre por encima de los 39°C, indicaron que sentían un ardor en los ojos, un dolor de cabeza intenso, que no tenían fuerza y que estaban sin apetito.
Pero, por si fuera poco, algo más afectó a Aníbal: fue diagnosticado con hepatitis por dengue, luego de presentar hormigueo en las manos y en los pies, "que son insoportables".
Según el Ministerio de Salud de Argentina, un paciente con dengue puede presentar en cualquier momento de la enfermedad signos y síntomas de afectación particular de algún órgano o sistema: encefalitis, miocarditis o hepatitis por dengue, así como insuficiencia renal.
"No nos podemos volver a contagiar de dengue porque puede ser muy peligroso, incluso mortal", aseguró Renata.
Ahora, Francisco, Aníbal y Renata coinciden en que en medio de la pandemia del COVID-19 falta información para concientizar a la población sobre el dengue.
"Hay que ponerse protector para los mosquitos todo el tiempo, porque no es solo en verano. El mosquito crece en todos los barrios, no hace distinción de clase", aseveró Francisco.
"Nunca había vivido algo así, nunca me sentí tan mal, y lo cerca que puedes estar de la muerte. La gente cree que el mosquito es algo tonto, pero no hay conciencia de lo mal que lo pasas y como se puede complicar", agregó Aníbal.
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