La obesidad infantil es una de las enfermedades en niños más preocupante a nivel mundial pues, cada vez son más los menores que presentan este problema y, en la mayoría de los casos, viene acompañada de otros riesgos para la salud. Por fortuna, un nuevo estudio demostró que es posible prevenirla y reducirla, incluyendo probióticos en la dieta regular.
En la investigación, liderada por la doctora Flavia Prodam, de la Universidad de Piemonte Orientale, en Italia, un grupo de científicos evaluaron a niños y adolescentes de seis a 18 años con obesidad y resistencia a la insulina, a los cuales se sometió a una dieta mediterránea, complementada con una dosis de probióticos de la cepa bifidobacterium breve, para la mitad de ellos, y el resto tomó pastillas de efecto placebo.
Al finalizar el periodo de prueba, la experta resaltó que todos los niños perdieron algo de peso, gracias a que cada uno tenía un límite calórico en su dieta, de acuerdo con sus necesidades. Sin embargo, aquellos que consumieron los probióticos además de tener algunas libras de menos, también redujeron su resistencia a la insulina, y tenían menor concentración de bacterias en el intestino.
De acuerdo con el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral de Estados Unidos, las bifidobacterias son uno de los organismos más comunes para el tratamiento de problemas intestinales, pues crecen de forma natural en el intestino y se encargan no solo de cuidar la salud del sistema digestivo, sino de todo el cuerpo.
Según los expertos, estas “ayudan a mantener una comunidad de microorganismos adecuada para recuperarse luego de ser atacados por bacterias. También producen sustancias que mejoran el sistema inmune y aportan nutrientes para descomponer los carbohidratos”.
Por otro lado, previamente un estudio publicado en Bioscience of Macrobiota, Food and Health, analizó la función de estos probióticos en adultos de entre 20 y 68 años, quienes tenían pre-obesidad, para verificar si incluirlos en su dieta podría reducir el riesgo de desarrollar completamente la enfermedad y ayudarlos a perder peso.
Pero, en este caso, no se llevó una dieta de control, y se usó la ingesta de las bifidobacterias mediante cápsulas de complementos alimenticios. Incluso así, al finalizar el tiempo de prueba, se observó una “reducción significativa de los efectos de la grasa corporal, y una mejora en la salud de los adultos, sin presentar efectos secundarios”, expresaron los científicos.
En ambos casos, los investigadores destacaron que la actividad física y una dieta con calorías controladas, y rica en nutrientes, ayudan a tener mejores resultados.
Asimismo, en el caso de los niños, se recomienda obtenerlo de fuentes naturales y no de suplementos, como cápsulas, jugos o vitaminas. Para esto, puedes agregar a su dieta productos lácteos procesados como yogurt, leche de cabra o quesos curados, siempre y cuando no contengan grasas o sales añadidas. El trigo, la cebolla y las bananas también promueven el crecimiento natural de estos probióticos, y son fáciles de integrar en los alimentos.
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