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Aprende a controlar el estrés

Nuestras mentes pueden estar abrumadas cuando estamos estresados, pero la reacción del cuerpo puede ser diez veces peor

El verano puede parecer un buen momento de relajación, lleno de actividades divertidas para hacer con la familia y días de playa acompañados de libros. Pero no hay que engañarnos; con los niños fuera de clases y una variedad de eventos sociales y de verano, incluyendo la organización de días de campo o fiestas y parrilladas, el calor puede absorber lo mejor de nosotros y tenernos trabajando de sol a sol.

Nuestras mentes pueden estar abrumadas cuando estamos estresados, pero la reacción del cuerpo puede ser diez veces peor; tal vez no ahora, pero sí más adelante cuando no estemos pensando en eso, por lo tanto, es mejor combatir el problema antes de que siquiera empiece.

Los efectos del estrés a largo plazo

El estrés puede estar principalmente en la mente, aunque también influye en gran medida la parte física. Comúnmente pensamos sólo en la tensión muscular, pero también causa problemas en el sistema vascular en general.

Si no se atiende, el estrés puede causarnos graves daños en una variedad de formas:

  • El estrés aumenta la hormona adrenalina en nuestro cuerpo, lo que causa picos en el ritmo cardiaco y aumento de la presión arterial.

  • Si se tiene estrés crónico, los picos constantes en el ritmo cardiaco y la presión arterial a causa de la adrenalina pueden provocar que las paredes coronarias se debiliten, lo que causa enfermedades cardiacas.

  • Además de los problemas cardiacos, el estrés debilita el sistema inmunológico, lo que causa mayor susceptibilidad a resfriados y otras enfermedades, sin mencionar que el tiempo de recuperación es mayor debido al estado de debilidad en el que uno se encuentra.

Esto es sólo el principio, ya que todos los cuerpos reaccionan de forma diferente al estrés, desde úlceras estomacales hasta asma, o incluso síndrome del intestino irritable. Lo peor es que la gente puede buscar compensarlo de otra forma y decide lidiar con él por medio de opciones poco saludables como beber, fumar o consumir tranquilizantes.

Sin importar cómo lo exprese tu cuerpo, el estrés es incómodo y debe ser controlado. Afortunadamente hay muchas maneras para prevenir que el estrés se apodere de tu cuerpo y salud en general.

Acciones para combatir el estrés

La manera más fácil de comenzar a manejar el estrés es mantener una actitud positiva; puede sonar trivial, pero una actitud positiva puede hacer maravillas en la salud y es uno de los primeros pasos para convertirte en alguien más saludable.

Hacer cambios en la dieta y el ejercicio son dos de los siguientes pasos. El ejercicio no sólo libera endorfinas, que ayudan a mejorar tu actitud, sino que también despeja tu mente. Cambiar la dieta asegura que obtengas todos los nutrientes que necesitas para que tu cuerpo funcione al óptimo.

Pero no te estreses con la planeación de los menús; hazlo al principio de la semana para asegurarte de tener todos los productos saludables que tú y tu familia necesitan, ya sean ingredientes congelados para tus comidas o cosas que estén ya listas y puedas poner en una olla de cocción lenta. Otros ajustes en la dieta incluyen eliminar el cigarro y reducir el sodio y el consumo de alcohol.

Domina tu enojo y hostilidad, que comúnmente son dos emociones que desencadenan diferentes hormonas de estrés en tu sangre, lo que causa picos en la presión arterial y en el ritmo cardiaco. Una de las mejores formas para minimizar estos sentimientos es llevar a cabo diferentes técnicas de relajación; intenta meditar y trata de darte tiempo para hacer lo que disfrutas, como jugar al golf o pintar. Que no te de miedo pedirle ayuda a un amigo o familiar si sientes que tienes demasiadas cosas y que no encuentras tiempo para hacer estas actividades.

Al tratar de frenar el estrés, recuerda que hay una enorme diferencia entre el estrés y los problemas de ansiedad, y que ambos se confunden con regularidad. Si sientes que puedes estar teniendo un problema de ansiedad, asegúrate de contactar a tu médico para crear una estrategia para lidiar con él, ya sea por medio de medicamentos o de otro tratamiento.