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Zuria Vega se bebió su placenta, ¿tiene beneficios o es peligroso?

Por medio de YouTube, Zuria Vega reveló que bebió parte de su placenta en un licuado, pero ¿esto en realidad tiene beneficios o representa un riesgo?

Hace tan solo unos días, Zuria Vega anunció por medio de las redes sociales el nacimiento de su segundo hijo, el pequeño Luka, fruto de su matrimonio con el actor Alberto Guerra.

La actriz mexicana contó con la compañía de su hermana durante el trabajo de parto, así como con el apoyo de su esposo, además pudo relajarse en el agua para atenuar el impacto de las dolorosas contracciones. Zuria también pudo elegir la postura para dar a luz, todo esto conforma un parto humanizado.

Ahora la intérprete de 30 años ha lanzado su canal de YouTube, llamado Soy Mamá, y por este medio dio detalles del nacimiento de Luka.

En el video, Vega presentó varios recuerdos, como la manera en la que le dio la noticia a su esposo sobre el embarazo, algunas ecografías, la reacción de Guerra cuando se enteró que sería niño, parte de su trabajo de parto y después las primeras imágenes junto al recién nacido.

Además de esto, también reveló que se había hecho un licuado con parte de su placenta, agua de coco y berries.

“Me tomé el licuado, aproximadamente un centímetro de placenta con berries, le echas agua de coco, la verdad es que sabe a un licuado delicioso, me cayó delicioso”, explicó la actriz.

Comer la placenta, prepararla como una bebida o hasta hacer cápsulas con ella es una práctica cada vez más popular, conocido como placentofagia.

Sin embargo, hasta el momento no se ha comprobado científicamente que ingerir la placenta en cualquiera de las formas mencionadas tenga algún beneficio para la salud, por el contrario, la ginecóloga-obstetra Jennifer Gunter explicó a The New York Times que puede representar un grave peligro tanto para la madre como para el bebé.

“Las placentas suelen estar colonizadas por bacterias. Muchas están infectadas. Como regla general, es mejor no comer algo que tal vez esté atestado de bacterias, sobre todo si muchas de ellas pueden ser patogénicas”, indicó la especialista en su texto.

Algunos de los beneficios que supuestamente tiene la placentofagia, según sus alentadores, son que mejora el humor de la madre, previene la depresión posparto, reduce la fatiga y el dolor, reduce la inflamación posparto y puede beneficiar la producción de la leche materna, sin embargo, nada de esto está comprobado.

“La primera vez que escuché sobre la placentofagia, me dio la impresión de que la mayoría la cocinaba. Esto ha dado pie a la placenta encapsulada, un proceso mediante el cual una placenta cocinada al vapor y deshidratada (aunque a veces puede estar cruda) se muele y coloca en cápsulas de gelatina para consumirlas así. Además de que son un posible peligro biológico, no hay normas que regulen el procesamiento de placenta para el consumo humano por medio de la encapsulación”, explicó Gunter al medio citado.

Además de no tener un aporte vitamínico, las cápsulas de placenta solo contienen un poco de hierro, pero no en cantidades importantes como para prevenir la anemia, también pueden tener estradiol y progesterona, esta última no es recomendable en el posparto ya que podría limitar la producción de leche y activar la formación de coágulos sanguíneos.

Como si no fuera suficiente, en estas capsulas se han encontrado rastros de arsénico, mercurio y plomo, componentes altamente dañinos.

Jennifer Gunter también informó que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades reportaron hace poco un caso de sepsis neonatal ligada a la ingesta materna de placenta encapsulada que estaba contaminada con estreptococo del grupo B.

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