Missy Ohden y su madre, Ruth, se conocieron tres décadas después de su nacimiento, y su historia está dando la vuelta al mundo entero.
Todo comenzó cuando Ruth, de 19 años, se embarazó de su novio de preparatoria. La madre de la joven, una enfermera, la obligó a abortar, pues creía que era muy joven para convertirse en mamá.
Para hacerla perder a la bebé, la joven bebió una solución salina durante cinco días. Sin embargo, como se encontraba ya en el séptimo mes de embarazo, las cosas se complicaron y Ruth tuvo que ir al hospital. Ahí dio a luz a una niña viva, pero la enfermera ordenó que se le dijera a su hija que la bebé no vivió, y se desechó a un contenedor como “desecho médico”.
Por suerte, una enfermera que pasaba por ahí escuchó un llanto débil que salía entre la basura y aunque la abuela de Missy le dijo que la dejara morir, la mujer y otra compañera decidieron salvarla y la llevaron de inmediato a la unidad de cuidados neonatales donde milagrosamente sobrevivió sin ninguna secuela para su salud.
Dos meses después, una pareja de nombre Ron y Linda, adoptó a la pequeña y le dieron una vida lo más normal posible, aunque desde pequeña le comunicaron que había sido adoptada, aunque no le explicaron toda la historia.
No fue sino hasta los 14 años cuando finalmente se enteró que era una sobreviviente a un aborto fallido, y esto tuvo trágicas consecuencias para ella. “Luego de descubrirlo, internalicé todo mi dolor e hice creer a la gente que todo estaba bien, pero por dentro estaba devastada. Tuve grandes problemas y empecé a beber en exceso”, dijo a The Sun.
Después de procesar toda la información, y aceptar su pasado, decidió que quería conocer a sus padres biológicos y a los 19 años comenzó a buscarlos, pero tardó otros diez años rastreando archivos hasta que logró dar con sus nombres.
En el 2007, consiguió rastrear a su padre en internet y le envió una carta, pero no recibió respuesta y creía que él no había querido contactarla. Hasta que después descubrió que murió unas semanas después de que ella envió la misiva. Por suerte, la familia de su papá encontró la carta y se puso en contacto con ella.
El caso de su madre fue más complicado, pues consiguió el contacto de sus familiares, pero ninguno de ellos parecía tener información de Ruth. Sin embargo, en 2013, una de sus primas la buscó y le dijo que quería ser “el puente de contacto entre ambas”. Así fue como finalmente se comunicaron y pactaron conocerse en un zoológico, tres años después de escribirse.
El reencuentro fue muy especial, y su mamá le explicó a Missy que su intención no había sido abortarla. Además, con el tiempo fueron creando una relación muy cercana, incluso sus hijos llaman “nana” a Ruth, y ellas se convirtieron en mejores amigas.
“Todavía nos quedan algunas preguntas sin responder, lo que sabemos es que yo iba a ser abortada, y ella fue una víctima secundaria. Pero las dos elegimos superar y no sentirnos victimizadas. Elegimos prosperar, vivir, amar y perdonar”, aseguró Missy, quien ahora se dedica a dar pláticas motivadoras.
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