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Su bebé casi pierde un ojo por un juguete de baño y ahora alerta a otros papás

Una madre compartió en Facebook la terrible experiencia que vivió luego de que su hijo contrajera una enfermedad muy peligrosa por un juguete de baño.

Una madre compartió en redes sociales su terrible experiencia que vivió, luego que su hijo perdiera la vista por unas horas, a causa de un juguete de la bañera.

Eden Strong publicó una serie de fotografías en las que muestra cómo lucía el rostro de su hijo. “Las imágenes son tan crudas que no estaba segura de si alguien querría verlas, pero después de meditarlo un poco, llegué a la conclusión que me gustaría haber sabido algo de este, y otras personas deberían estar al tanto también”, escribió junto a las fotos.

La madre comenzó explicando que todo el problema surgió mientras su hijo Baylor tomaba una ducha con un juguete de hule, y accidentalmente roció un poco de agua directamente a su ojo, causándole una terrible infección.

Strong añadió que había escuchado mucho sobre otros padres que habían narrado cómo este tipo de utensilios de goma que usaban para entretener a sus bebés en la ducha solían estar llenos de moho y hongos por dentro.

“Sé que el agua puede quedar atrapada en los juguetes de baño, especialmente en los de goma que son diseñados para expulsar un chorro de ella”, aseguró, y luego agregó, “lo sabía, y los exprimía después de cada uso”.

Incluso, destacó que cada ciertas semanas los lavaba con una mezcla de agua y desinfectante para asegurarse que estuvieran bien limpios para su hijo.

Pero, un día mientras tomaba su baño habitual, Baylor presionó su juguete y el agua salió disparada directamente al ojo de su hijo. La niñera, le informó que de inmediato el área se puso roja, pero Eden creyó que se trataba únicamente de una reacción causada por la presión del agua.

Sin embargo, para la hora de la cena, el ojo del bebé estaba mucho más rojo y comenzaba a inflamarse. Los padres llevaron al niño de inmediato al doctor, creyendo que podría ser una conjuntivitis.

Los médicos le dijeron que sus sospechas parecían tener razón, y le dieron unas gotas para mitigar la infección. Y, cuando acudió a aplicarlas en la noche encontró que los síntomas no habían disminuidos, sino que estaban mucho peores.

“No esperaba encontrarlo en su cuna con el ojo del doble de su tamaño que cuando lo acosté, y con el enrojecimiento llegando hasta sus mejillas”, aseguró la mujer. Strong confesó que siempre había sentido curiosidad por leer las cosas de salud en internet, y de inmediato pensó en celulitis.

Nuevamente corrieron al hospital y otro médico le confirmó sus sospechas, y complementó su tratamiento con antibióticos orales. “Cuando despertó a las seis de la mañana y lo miré en su cuna, le grité a mi esposo para que prendiera el coche. Su ojo estaba tan inflamado que la parte blanca comenzaba a ‘salirse’ de la cuenca y su iris estaba oscura”, narró.

“[Mi esposo] lo tocó y lo sintió caliente, así que checamos su temperatura y estaba ardiendo de fiebre. (…) Lloré todo el camino rumbo al hospital, rezando porque no perdiera su ojo”, puntualizó.

Luego de eso, tuvieron que pasar unas angustiantes horas, mientras los doctores colocaban antibióticos intravenosos para un efecto más rápido, y le hacían escáneres de retina para comprobar el estado de la vista de Baylor.

“La siguiente semana fue aterradora. Tuvo una celulitis orbital severa que se extendió hacia debajo de su cara y a los dos ojos. Me dijeron que podía perder la vista en el más afectado”, declaró. Por suerte, gracias a la atención a tiempo, el niño logró salvar su vista.

Y ahora, su mamá advierte a otros padres sobre el peligro que significan este tipo de juguetes, y lo importante que es atender a tiempo a los niños.

De acuerdo con Mayo Clinic, la celulitis orbitaria es una infección cutánea causada por bacterias. Generalmente se da cuando estas entran en contacto directamente con las subcapas de la piel, a causa de heridas abiertas, o en este caso, el ojo.

De no ser tratada a tiempo, las bacterias podrían llegar hasta el torrente sanguíneo, haciendo que la infección se extienda a todo el cuerpo. Y en los peores casos puede causar incluso la muerte.

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