A raíz de la pandemia del coronavirus, muchas personas se han puesto atentas a los síntomas que podrían presentar. Sin embargo, algunas veces estos se confunden con otros problemas, como le sucedió a esta mujer que creyó estaba infectada con COVID-19, y descubrió que en realidad tenía un terrible cáncer terminal.
Beth Pitt-Roche es una mujer inglesa que, como muchas otras personas, se llevó un gran susto cuando comenzó a presentar una terrible tos seca, pues creyó que había contraído SARS-CoV-2. A raíz de esto decidió comenzar con los cuidados básicos y se aisló, para evitar esparcir la enfermedad en su familia.
Por supuesto, también acudió a realizarse una prueba, y cuando los resultados salieron negativos creyó que podría ser otra cosa. Sin embargo, con el paso de los días, su tos se volvió crónica, por lo que decidió volver al laboratorio creyendo que tal vez se trataba de un falso negativo.
El test volvió a decir que no era portadora de COVID-19, por lo que los médicos le recomendaron realizarse una tomografía para verificar el estado de sus pulmones.
En cuanto vio las imágenes supo que su peor temor se había vuelto realidad. Tenía cáncer, y estaba tan avanzado que ya abarcaba gran parte de su abdomen. “Les pedí a los doctores que me dieran las noticias derechas, y ellos dijeron que incluso con el tratamiento, me quedaban solamente unos ocho meses de vida”, confesó Beth al Daily Mail.
La madre había tenido ya cáncer de seno hace algunos años. Lo descubrió en 2016, luego del nacimiento de su hijo menor. Pero con una cirugía, las quimioterapias y las medicinas adecuadas, creía haber ganado la batalla, eliminando el tumor en su pecho, que ya había llegado a la etapa tres.
Luego de esto, Pitt-Roche creyó que todo iría mucho mejor en su salud y se enfocó en la crianza de sus hijos, hasta ahora que recibió la terrible noticia. Lo peor fue que en esta ocasión le informaron que las células cancerígenas ya habían llegado hasta sus caderas, el hígado, su médula espinal y los pulmones.
Y era precisamente por esto que había desarrollado fiebre, cansancio extremo, dolor de cabeza y una tos crónica, que parecían síntomas de coronavirus.
En cuanto recibió su diagnóstico, los expertos le recomendaron iniciar con una nueva serie de quimioterapias, para evitar que el cáncer siguiera propagándose por su cuerpo, pero le dijeron que sus posibilidades de sobrevivir son mínimas.
Ante esto, decidió que quería dejar a sus hijos un compañero que les ayudara a sobrellevar el dolor de perder a su madre, por lo que abrió una campaña de GoFundMe para recaudar un poco de dinero y comprarles un perro.
“Todavía no les hemos dicho a los niños. Hablaré con ellos cuando el tiempo esté más cerca, pero por ahora ellos no necesitan saberlo”, dijo Beth al diario, y agregó que espera que el poder acurrucarse por las noches con un cachorro pueda recordarles cómo era hacerlo con su mamá. “Eso me ayuda a sentirme mejor”, aseguró la madre quien está aprovechando el tiempo en casa por la cuarentena para crear memorias únicas con sus pequeños.
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