El cantante Miguel Bosé ha librado una batalla en los juzgados con su expareja Ignacio Palau por la custodia de sus hijos, mostrando que los nuevos tipos de familia pueden ser un desafío para las leyes.
Durante 20 años, Bosé y Palau sostuvieron una relación fuera del ojo público, aunque se convirtieron en padres de cuatro niños nacidos en Estados Unidos durante el 2011 por gestación subrogada.
La situación fue que cada uno realizó el proceso por separado con distintas mujeres, por lo que las dos parejas de gemelos nacieron separados por unos meses de diferencia y legalmente no se pueden considerar hermanos.
Tras la separación del cantante con Ignacio Palau, los niños también fueron separados a pesar de haber convivido durante casi toda su vida, pues los menores fueron registrados por sus padres biológicos de manera independiente.
De esta manera, Miguel Bosé vive con sus dos hijos biológicos en México, mientras que Palau lo hace con sus pequeños en España.
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Foto: Getty Images
Ignacio Palau inició un proceso para que la justicia considere a los cuatro niños como hermanos y que ambos padres tengan derechos sobre todos los menores, algo a lo que Miguel Bosé se opone, de acuerdo con la 'BBC'.
Hasta ahora, la justicia española ha determinado que los niños no son legalmente hermanos, por lo que los padres no están obligados a juntarlos nuevamente ni se puede determinar una custodia tras la separación.
El motivo por el que esto ha ocurrido es que no se puede establecer una relación biológica entre los niños, así como tampoco un parentesco por adopción, ya que fueron registrados en España por cada padre de forma separada.
Un experto en derecho familiar dijo a la cadena británica que lo mejor en este caso habría sido adoptar legalmente a los hijos del otro si se buscaba tener una paternidad compartida.
A pesar de la situación que viven, la justicia considera que la pareja sí tenía la intención de fundar una única familia donde los hijos serían hermanos, por lo que reconocen la relación afectiva que existe y hay un régimen de visitas para que los niños puedan convivir con los dos adultos y entre ellos.
“Son hijos y hermanos de hecho, pero la sentencia dice que de derecho no se les puede poner el nombre de hermanos”, reveló el abogado de Palau, José Gabriel Ortolá.
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