A esta edad, ya no debe sufrir de mucha ansiedad a separarse de ti. Eso no significa que cuando empiece el preescolar no llore. Los niños, igual que los adultos, reaccionan con miedo en nuevas situaciones.
Tu hijo o hija tiene una imaginación bien activa y “viaja” a muchos lugares exóticos y nuevos. Esta imaginación lo ayudará lidiar con sus emociones.
Puede ser que invente amigos nuevos. El amigo imaginario puede ser el mismo, o cambiar de día a día. También pueden ser sus juguetes de peluche. Con estos amigos tu hijo tendrá diálogos, emociones, y podrá hacer varias actividades que requiere más de una “persona”.
Tu chiquito puede vivir entre los dos mundos: el real y el de sus fantasías. Algunos días tendrás que llamarlo por sus nombres ficticios, como “Capitán Jack”, y otros días preferirá que lo llames por su nombre.
Todavía no puede distinguir entre la realidad y lo ficticio y por eso es importante monitorear la televisión y los videos que ve tu hijo (si los ve). Hasta programas para niños pueden asustar a tu pequeñito.
¿Estás pasando por esta etapa con tu pequeño o pequeña? ¿Tienes algún consejo para otra mamá? ¡Coméntalo!