Cuando Kirsten Aisbett firmó el divorcio pesaba más de 200 libras, tenía el corazón roto y la autoestima por los suelos. Además de la separación, no había podido cumplir su sueño de tener un bebé y ahora debía enfrentar su depresión en soledad.
El momento difícil que estaba pasando y su estilo de vida poco saludable la llevaron a refugiarse en la comida rápida y una conducta antisocial. En entrevista exclusiva con The Sun, expresó cómo vivió luego del divorcio y por qué decidió hacer un gran cambio en su vida.
“Me atiborraba de KFC para el almuerzo y, demasiado cansada después de trabajar como agente de bienes raíces, en lugar de cocinar calentaba papas fritas congeladas, kievs de pollo y lasaña. Me había acostumbrado a sentirme lenta y cansada”, explicó.
Kirsten tenía tan solo 26 años cuando se enfrentó a su fracaso matrimonial, los ataques de ansiedad, la depresión y la baja autoestima que la hicieron aislarse de sus amigos y seres queridos.
“Aunque mi ansiedad social estaba en su punto más alto, la idea de estar sola era insoportable. El médico me diagnosticó ansiedad y depresión severas y me recetaron antidepresivos… Los tomé para ir al trabajo, pero me sentí como un zombi”, compartió Aisbett.
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Sus padres habían evitado tocar el tema de su sobrepeso, para no afectar su autoestima todavía más, sin embargo, su mamá se armó de valor y con mucha gentileza le hizo ver que había ganado bastante peso y que era hora de hacer algo al respecto.
Comenzó a entrenar tres o cuatro veces por semana en un all-girl bootcamp, renunció a la comida rápida, regresó a la cocina para preparar comidas sanas como arroz, carne y vegetales.
“El peso comenzó a resbalar, me sentí más feliz y saludable que en años. Cuando mi confianza regresó comencé a pasar tiempo con amigos que no había visto. La vieja Kirsten está de vuelta”, expresó.
Kirsten intensificó sus entrenamientos con ayuda de un entrenador personal, en unos meses ya había perdido ¡casi 60 libras!
En uno de sus días en el gimnasio, contemplaba las fotos de las chicas que habían competido en culturismo y pensó que nunca podría hacerlo, pero su entrenador la convenció de inscribirse a la competencia que se realizaría en 20 semanas ¡y lo hizo!
“Tenía 20 semanas para perfeccionar mi físico. Eliminando el alcohol por completo, preparé cuidadosamente todas mis comidas el fin de semana, por lo que nunca buscaría comida chatarra. A las 4: 30 de la mañana todos los días hacía 45 minutos de cardio antes del trabajo… Para el día del espectáculo, en septiembre de 2019, había perdido otras 28 libras, lo que hace un total de 88. ¡Con 120 libras podía deslizarme cómodamente en una talla 8!”, relató la modelo a The Sun.
El día de la competencia Kirsten pensó que ya había cumplido su meta con tan solo presentarse, posar en bikini y ver a sus padres orgullosos, pero la mayor de las sorpresas estaba por venir…
“Mientras esperaba que se anunciaran los ganadores estaba orgullosa de haber competido. Pensé ‘no voy a colocar’… escuché como anunciaron al tercer y segundo lugar. Cuando se anunció el ganador, aplaudí salvajemente, ‘¡Dios mío, soy yo!’”, indicó.
Con su experiencia Kirsten desea poder inspirar a otras personas a llevar un estilo de vida sano, mejorar su apariencia y también su autoestima.
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