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“Compartir la habitación con los dos niños arruinó nuestro matrimonio”

Kimberly Rae Dixon se arrepiente de haber llevado a sus hijos a su cama ya que esto le costó la intimidad de su matrimonio y ahora no puede lidiar con la situación.

Cuando Kimberly Rae Dixon se preparaba para la llegada de su primer hijo siempre tuvo claro que no deseaba practicar el colecho ya que le habían informado sobre los peligros de dormir en la misma cama con un bebé.

Dixon y su esposo compraron la cuna de su bebé, prepararon su habitación y pensaron que estaban listos para su llegada, sin embargo, cuando nació Emma se dieron cuenta de que las cosas serían muy diferentes y ninguno de sus planes funcionaría.

La pequeña tuvo muchos problemas para dormir durante la noche, en sus primeros meses quería estar pegada al pecho de su madre todo el tiempo, por lo que Kimberly terminó cediendo y llevándola a dormir con ella y su marido.

La primera noche de colecho Emma logró dormir durante seis horas seguidas, lo que puso al matrimonio muy feliz, luego de unas semanas ya estaba durmiendo toda la noche, pero esta situación generó distanciamiento y frustración en la pareja, que ya estaba estresada desde el nacimiento de su hija.

“A medida que pasaron los meses, Emma y yo continuamos durmiendo junto a mi esposo, que generalmente recibía muy poca de mi atención y afecto. Aunque tratamos de hacer tiempo el uno para el otro, la intimidad se volvió rara y las noches de citas eran pocas y distantes. Ambos estábamos tensos mientras intentábamos adaptarnos a ser padres y, entre eso y nuestra relación física limitada, pasamos por muchos momentos difíciles que nos hicieron sentir a ambos como si estuviéramos distanciados”, explicó Kimberly en su relato para Parents.com.

A pesar de sus pocos encuentros sexuales, la pareja logró concebir a su segundo hijo cuando Emma tenía dos años. Con la llegada de Liam las cosas se complicaron aún más ya que ahora los dos pequeños dormían en su cama.

Poco a poco fueron sacando a Emma de la habitación, pero a los cuatro años comenzó a tener pesadillas nocturnas constantes, por lo que en algún momento de la noche terminaban pasándola de nuevo a dormir con ellos.

Con Liam las cosas fueron más difíciles ya que desarrolló una ansiedad por separación severa, por lo que dejarlo durante unas horas con la niñera para tener una cita en pareja no era una opción.

“Durante el día, Liam se aterrorizó de estar separado de mí. Dejarlo con una niñera estaba fuera de discusión y nuestras raras noches y tiempo solos se volvieron completamente inexistentes. Si Liam estaba en la dentición o atravesando alguna etapa de crecimiento, ni siquiera podía dejarlo solo con su padre sin que tuviera una crisis completa”, expuso Dixon.

Toda esta presión y estrés afectó su matrimonio, las peleas eran constantes y no tenían tiempo para disfrutarse como pareja, sacrificaron por completo su vida sexual y todo esto también afectó de alguna manera a sus hijos.

“Mi esposo y yo comenzamos a discutir por todo, desde cómo aspirar el piso correctamente hasta la manera de disciplinar a los niños y todo lo demás. Además de que ambos nos volvimos irritables el uno con el otro y nuestros hijos, comenzamos a perder nuestra chispa y los momentos románticos comenzaron a morir, junto con nuestra vida sexual”, indicó Kimberly.

Aunque sus noches siguen siendo un ir y venir de habitación en habitación, Kimberly y su esposo están tratando de solucionar su dinámica familiar, primero mostrándose más estrictos frente a sus hijos con el tema de la hora de dormir.

Han establecido una rutina más severa, en la que después de tomar un refrigerio y alistarse para dormir, los pequeños deben ir a sus camas, en donde mamá o papá esperarán hasta que se queden dormidos, pero no se acostarán con ellos.

Si los niños se llegan a despertar durante la noche pueden llamarles a sus padres, pero no pueden salir corriendo a su cama, ellos van a sus habitaciones para calmarlos y hacerlos dormir de nuevo.

“Si bien todavía estamos trabajando para mantener un sentido de normalidad en nuestra familia y apegarnos a nuestras nuevas rutinas, hemos notado una gran diferencia tanto en nuestros hijos como en nuestra relación. Poco a poco estamos pasando más tiempo a solas… Si hubiéramos sabido que dormir juntos sería tan difícil para nosotros, no estoy segura de que alguna vez lo hubiéramos intentado”, finalizó Dixon.

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