Carrie Magee, una madre de Reino Unido, decidió compartir la historia de su hijo para alertar a otros, luego de que el pequeño de 11 años quedara parcialmente paralizado después de sufrir un derrame cerebral masivo tras regresar de jugar con sus amigos.
Carrie relató que Marli Brown, salió a jugar con sus amigos en bicicleta, pero comenzó a llover y regresó empapado.
"Dijo que tenía dolor de cabeza y que se iba a enfermar", platicó la madre a Mirror.
La mujer aseguró que podía escuchar a su hijo llorando, así que subió a ver qué pasaba y vio cómo el menor se desplomó en el piso del baño.
"Su rostro se había puesto como los que ves en los anuncios de accidente cerebrovascular en la televisión", explicó.
Aunque ese pensamiento cruzó por su mente, inmediatamente desapareció, pues pensó que Marli era demasiado joven para sufrir uno.
Por fortuna, llamó inmediatamente a los servicios de emergencia. Mientras tanto, Marli reaccionó, se sentó y le dijo que estaba bien, que se había caído.
Sin embargo, se levantó y nuevamente se volvió a "desplomar" en el sofá.
"Él seguía diciéndome que no había nada malo, pero cuando se subió al sofá noté que estaba desplomado como si se estuviera deslizando", relató Magee.
Tan pronto como llegó la ambulancia, "comenzó a tener un ataque, estaba dando vueltas".
Magee platicó que su pequeño no podrá controlar su lado derecho y se necesitaron tres hombres para sujetarlo.
Ya en el hospital, a Marli le realizaron una tomografía que mostró que tenía un coágulo de sangre en el cerebro. Los médicos le informaron que parecía que el niño había sufrido un derrame cerebral.
"Mi madre y yo nos miramos la una a la otra pensando, esto no puede ser correcto, él tiene 11 años. No entendía lo que me decían", admitió Magee.
A Marli le pusieron medicamentos para controlar su presión arterial y, para esa noche, ya estaba caminando y hablando normal, por lo que su familia creyó que se trató de un mini accidente cerebrovascular.
Al día siguiente, el niño ya "se parecía más a él" y estaba desayunando y pidiendo ver la televisión, cuando los médicos volvieron a tomarle una resonancia magnética.
"No pudimos entrar con él y logró estar 45 minutos por su cuenta antes de presionar el botón de pánico", dijo.
Lamentablemente, Marli tuvo un accidente cerebral masivo que afectó su lado izquierdo y lo dejó completamente paralizado.
El menor estuvo en el hospital durante nueve días y todo lo que hizo fue acostarse y dormir, no podía comer ni beber nada.
Los expertos lo alimentaban con un tubo y dijeron lo mejor para él era dormir.
"Ese fue un momento realmente difícil porque estaba tan mal que muchas enfermeras eran más cautelosas ya que nunca habían tratado a un niño por derrame cerebral", explicó su madre.
Marli fue transferido a un hospital de niños donde le hicieron una tomografía computarizada en la cabeza que confirmó que había tenido un coágulo de sangre en el cerebro y un estrechamiento en la válvula aórtica.
Allí, les informaron que tenía que operarlo inmediatamente, aunque no sabían si estaba lo suficientemente bien para hacerle frente a la cirugía.
Afortunadamente, la operación ocurrió con éxito y Marli despertó pidiendo comida.
Marli progresó con su recuperación, pero debido a la pandemia de coronavirus, su recuperación ha sido más lenta, pues se detuvo la fisioterapia que necesita para fortalecer sus músculos después de sus derrames cerebrales.
"Tuvo seis semanas de fisioterapia intensa, terapia ocupacional, terapia del habla y lenguaje y todo el tiempo me decía que iba a estar bien", comentó la mujer.
Y así fue, ya que el 13 de mayo, tres meses después de sufrir su derrame cerebral masivo, Marli se recuperó lo suficiente como para tocar la campana en la sala del hospital e irse a casa y poder caminar con ayuda.
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