Ahora que las familias están pasando mucho tiempo en casa, debido a la pandemia de coronavirus, a algunas personas se les ha ocurrido comprar jacuzzis, para relajarse y disfrutar también en compañía de sus hijos, pero una madre que vivió una aterradora historia con su hija, provocada por bacterias en el agua, ha levantado la voz para que no lo hagan.
Esta semana, Jemma Hamilton usó las redes sociales para contarle al mundo sobre la agonía por la que pasó su hija Amelia hace un par de años.
La mamá de 26 años de edad, que vive en la localidad de Motherwell, en Escocia, y que es estudiante de ciencias biomédicas, lanzó una advertencia para los padres, para que estén muy atentos a cualquier señal de peligro en sus hogares.
A través de su cuenta personal de Facebook, la mujer explicó que, cuando su hija tenía 5 años de edad, se puso letárgica después de pasar tiempo en el jacuzzi de su casa.
Pronto, la mamá llevó a Amelia a una revisión médica, y la noticia que le dieron fue espeluznante: la niñita había desarrollado bultos en su cerebro, que ponían en riesgo su vida.
Jemma contó que a Amelia le encantaba jugar en el jacuzzi y pasaba mucho tiempo allí, al igual que el resto de la familia. La mujer dijo que su madre vigilaba de cerca la limpieza de la tina, e incluso a diario revisaba el pH del agua.
Luego, relató que, en un momento dado, Amelia desarrolló una infección en el oído y que, durante algunos días, la nena no podía ni levantar la cabeza.
Hasta ese momento, y gracias al antibiótico que el médico había recetado, todo parecía estar bajo control. De hecho, tras una semana, sus síntomas habían disminuido, pero la niña había perdido mucho peso y se quejaba de mareos de vez en cuando.
Poco después, Amelia volvió a estar letárgica y se quejaba de dolores de cabeza y de visión doble. Tras una nueva consulta médica, en donde la pequeña dijo estar bien, de nuevo parecía que la situación no pasaría a más.
Pero una o dos semanas más tarde, la hija de Jemma despertó con el ojo izquierda un tanto "torcido". Finalmente, tras varios estudios, llegó la impactante revelación de los médicos.
"Amelia tiene algo creciendo en su cerebro. Todavía no estamos seguros de qué es esto, pero es muy grave y ella necesita una tomografía computarizada de inmediato", le explicaron a la mujer.
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Al día siguiente, los médicos confirmaron el diagnóstico de Amelia. "Ella tenía no uno, sino tres abscesos llenos de pus en el cerebelo, que estaban presionando su nervio óptico, de ahí que entrecerrara los ojos, tuviera mareos, visión doble y más", escribió Hamilton en su post del pasado 10 de mayo.
¿La causa? "Una infección bacteriana que probablemente ingresó a su cerebro a través del oído", describió la mamá. "Nos dijeron que era algo muy raro y que ella necesitaba neurocirujanos pediátricos especializados que se hicieran cargo de su caso".
Para que Amelia pudiera recibir el tratamiento indicado, la trasladaron a otro hospital, en donde les explicaron a sus papás que la condición de la niña era potencialmente mortal y que debía comenzar con antibióticos por vía intravenosa de inmediato.
"El neurocirujano explicó que estaría allí por al menos ocho semanas, con exámenes de resonancia magnética semanales para controlar su progreso", recordó Jemma.
"Nos dijeron que lo más probable es que contrajera una infección grave en el oído en la bañera de hidromasaje, ya que las temperaturas cálidas son un caldo de cultivo para las bacterias", agregó en su publicación.
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En su emotivo y extenso post, Hamilton contó que su hija pasó meses en el hospital, luchando contra la infección. Afortunadamente, la pequeñita se recuperó por completo, pero durante esta reciente contingencia por COVID-19, Jemma se enteró de que las ventas de jacuzzis se habían disparado, así que no dudó en lanzar esta advertencia, para que nadie más tenga que pasar por algo así, que ella califica como "la época más aterradora de su vida".
"Por favor, tengan mucho cuidado al tratar sus jacuzzis/ piscinas y asegúrense de hacerlo con la mayor regularidad posible", expresó. "Traten de mantener a los niños fuera o al menos sin sumergirse en el agua".
Especialmente, pidió a los padres estar muy atentos al tratamiento y sanación de una infección de oído, porque pueden ser más graves de lo que parecen.
"Tuvimos la suerte de que los antibióticos por vía intravenosa que recibió [Amelia] durante esos pocos meses fueron suficientes para combatir esta infección y de que, por poco, evitó la cirugía cerebral", concluyó la mujer.
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