A pesar de que no es un diagnóstico categorizado por los expertos en salud mental, la 'fiebre de cabaña' es "muy real", y puede tener consecuencias graves para quienes lo padecen y las personas de su alrededor.
Y es que, debido a las recomendaciones de distanciamiento social, aislamiento y confinamiento para combatir la pandemia de coronavirus, ahora hay más personas en el mundo en riesgo de sufrir algo parecido a este fenómeno.
Pero, ¿qué es la fiebre de cabaña?
Es un estado mental que primero se describió en relación a las personas que forzosamente vivían dentro de espacios pequeños, remotos, aislados o monótonos.
El origen de la expresión se desconoce, pero comenzó a utilizarse popularmente a inicios del siglo XX, en relación al estado mental de las comunidades en el norte de Estados Unidos y Canadá que soportaban meses de encierro por largos e intensos inviernos.
El doctor Paul Rosenblatt, profesor emérito de Ciencia Social de la Familia de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, explicó a BBC que realizó un estudio en los años 80 con habitantes de Minnesota para conocer cómo relacionaban el concepto con sus experiencias.
Entre las descripciones más destacadas que escuchó el experto eran la sensación de insatisfacción en el hogar, desasosiego, aburrimiento, irritabilidad y necesidad de romper la rutina.
De esta forma, para los especialistas, la fiebre de cabaña se asocia con términos como "claustrofobia" o "trastorno afectivo estacional", dijo Rosenblatt.
"En conversaciones informales he escuchado sinónimos como 'desgana', 'subirse por las paredes', 'sentirse atrapado' e 'inquietud'", agregó.
¿Qué la puede causar?
Aunque el detonante parece ser el aislamiento, también puede depender de las condiciones de éste, como el tamaño de la casa, el tipo de personas que te acompañan, una rutina monótona o, al contrario, no tener una rutina, la falta de estímulo, la situación geográfica y las inclemencias del tiempo.
Además de los encierros por largos inviernos, Rosenblatt encontró que, entre los escenarios más comunes, se encontraban estar confinados en casa con niños pequeños, por enfermedad o por ser responsable de alguien enfermo o discapacitado.
"Si las mismas personas tienen limitaciones físicas que no les permiten moverse con facilidad o residen en viviendas abarrotadas, estas pueden ser más propensas a la condición", comentó el doctor.
Pero también hay personalidades que no se ajustan correctamente a las condiciones de aislamiento, pues "la gente que a diario tiene una vida físicamente activa y que está muy ocupada fuera de casa tendrá mayor dificultad ajustándose a vivir encerrada".
¿Cuáles son sus síntomas?
Aunque no existen síntomas exactos ni un orden específico de aparición, Rosenblatt enlista los siguientes:
1. Sensación de desasosiego.
2. Sensación de estar ‘enjaulado’.
3. Depresión.
4. Irritabilidad.
5. Soledad.
6. Impaciencia.
7. Aburrimiento.
8. Frustración.
"Algunas personas pueden caer en depresiones, pueden tomar decisiones malas con respecto al consumo de alcohol y drogas, o convertirse en amenazas para las personas con las que conviven", señaló el especialista.
Por otro lado, el aburrimiento y la falta de estímulo también pueden desgastar la mente de quien la padece.
Por si fuera poco, este fenómeno también puede afectar a otras personas del entorno "en el sentido que aquella persona que está inquieta, irritable, deprimida, etc., afectará a los que la rodean, aunque las otras personas podrían desarrollar sensaciones diferentes a los de la fuente".
Cómo combatirla
Si bien no existe un tratamiento específico, hay varias sugerencias que pueden ayudar a aliviar sus síntomas, como:
1. Mantener contacto con otros, ya sea vía telefónica o a través de internet.
2. Establecer una rutina cotidiana, pero a la vez, poder romperla.
3. Planear algo a futuro para cuando se pueda salir nuevamente.
4. Dedicarse a un hobby, como escuchar música, leer, practicar juegos de salón, etcétera.
5. Encontrar proyectos especiales para realizar a corto plazo en casa.
6. Tener actividad física frecuente, puesto que te ayudará a liberar la tensión por estar encerrado, así como a quemar calorías.
7. Mantener la actividad social por videollamadas, para ayudarte a sentirte conectado con otros.
8. Cuidar los patrones de alimentación y una dieta sana, evitando el consumo excesivo de bebidas y comidas azucaradas, o de comida chatarra.
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