Peter Levine, de Nueva York, le prohibió a su hijo, Matt Levine, de 21 años, entrar a su casa por temor a que pueda contagiar a los otros miembros de la familia de COVID-19, ya que el joven regresó de unas vacaciones de primavera en Texas.
A mediados de marzo, mientras el país se estaba preparando para enfrentar la pandemia del coronavirus, Matt y sus amigos del Springfield College de Massachusetts decidieron irse de vacaciones a South Padre Island, Texas.
Peter Levine dijo a New York Post que se encontraba molesto con su hijo y que le marcaba todos los días por teléfono para pedirle que regresara a casa, sin embargo, su hijo no le hizo caso.
“Las noticias empeoraban cada vez más. Mientras Matt me enviaba fotos de él y sus amigos reuniéndose al aire libre y escuchando música en vivo. Un escenario en el nadie querría estar”, explicó el angustiado padre.
Las vacaciones de Matt y sus amigos comenzaron a empeorar conforme incrementaban los casos de contagio en el país. “Solo se nos permitía ir a la playa en pequeños grupos, básicamente no había nadie. Parecía que la policía que estaban tratando de arruinar nuestro buen tiempo”, dijo el joven al citado medio.
Así que el fin de semana pasado, decidieron empacar sus cosas y volar hacía Nueva York, pero no fue nada sencillo, tuvieron que enfrentar varias cancelaciones y otros inconvenientes, “El vuelo fue redirigido a Tennessee debido a un caso de corona confirmado en el Aeropuerto La Guardia. Los pasajeros estaban volviéndose locos y tratando de mantenerse alejados el uno del otro. Pero llegamos a casa”.
El plan de Matt y sus amigos, era quedarse en la casa del mismo Matt, sin embargo Peter se negó a aceptarlos desde el principio. "¡Sus abuelos viven aquí y no hay necesidad de exponerlos a Dios sabe a qué cosas estuvieron expuestos!", explicó Peter Levine.
Así que cuando los jóvenes llegaron al aeropuerto nadie fue a recogerlos y tuvieron que tomar un transporte para llegar su destino. Pero cuando arribaron, Peter los recibió en la puerta y les impidió el paso, “¡Quédense allí! ¡No vayan más lejos!”.
El hombre explicó que llenó la cajuela del auto de Matt con víveres y además les había dejado un sobre con US$300 en efectivo, esto lo hizo para que se quedaran en su residencia universitaria.
“Los chicos estaban cansados y tenían que conducir dos horas y media por delante. Amo a mi hijo, pero no iban a dormir aquí. Les dije: 'Si alguno de ustedes tiene que orinar, tenemos algunos arbustos'. Dos de ellos lo hicieron”.
En la Springfield College de Massachusetts no hay clases, sin embargo Matt y sus compañeros tendrán que vivir en su casa fuera del campus por un tiempo. "Su contrato de arrendamiento termina en junio y ninguno de los padres los quiere en casa", dijo Peter. "Es demasiado arriesgado tenerlos cerca".
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