Daniela J. Lamas, médico de cuidados críticos, estaba acostumbrada a dar malas noticias, pero no estaba preparada para lo que el brote de coronavirus traería consigo.
A través de un artículo publicado en The New York Times, la experta reveló cómo han sido las trágicas muertes de sus pacientes infectados con COVID-19 y lo que esto ha significado para ella.
"Él sabía cómo calmarla"
La primera de ellas le ocurrió a una mujer, que estaba atada a un ventilador por el tubo de traqueotomía en su cuello, y que era acompañada por su esposo.
Sin embargo, debido a la rápida propagación del virus, las reglas comenzaron a cambiar en el hospital y ahora ya no se permitían más visitas.
"Tenía que decírselo. No había forma de suavizar el golpe. Cuando salga hoy, ambos deben decir adiós", platicó Daniela.
Lamas vio como ambos movieron sus caras. El esposo de la mujer rápidamente movió su mano hacia su hombro y su respiración se ralentizó. Él sabía cómo calmarla, pues había estado durante todo el proceso: hospitalizaciones por fibrosis quística, el trasplante, los episodios de rechazo, etc.
Pero ahora, mientras se ajustaban los protocolos para tratar a los pacientes con COVID-19, ella estaba sola en el hospital, “como en tantos otros lugares en todo el país, hemos desterrado a la mayoría de los visitantes”.
Una llamada por FaceTime
El aislamiento, indudablemente, es aún más profundo para aquellos que están infectados o están siendo evaluados por coronavirus y esto lo vivió muy de cerca la especialista, quien presenció en primera fila el deceso de un hombre.
"Estaba solo en su habitación, en FaceTime con su hija, cuando comenzó. Así que esa es la última imagen que tiene de su padre: en una pantalla de computadora temblorosa y una bata manchada de sangre", escribió.
Esta imagen devastadora de las muertes solitarios de pacientes con COVID-19 se cernía sobre ella, pero no era la única experimentando este fenómeno, puesto que varios de sus colegas aseguraban que lo que más les preocupaba era que "los pacientes mueren solos".
Una pareja de edad avanzada con insuficiencia respiratoria grave
En un turno reciente, la doctora había intubado a una pareja de edad avanzada, con insuficiencia respiratoria grave por coronavirus.
Su hija preguntó si podía entrar a verlos, pero la experta tuvo que decir que no: todos vivían juntos, la hija tenía fiebre y, como resultado, podría arriesgarse a infectar a otros pacientes hospitalizados. Lo que significaba que, si sus padres morían por ello, lo harían en habitaciones estériles separadas, lejos de cualquiera que los ame.
Esto representaba para Lamas una situación en la que debería encontrar formas para mantener su conexión y equilibrar su miedo, ya que para ella siempre ha sido importante estar dispuesta a pasar unos minutos adicionales con sus pacientes a pesar de estar estresada o apurada.
Pero ese no era el tipo de médico que estaba siendo en las últimas semanas porque ahora no quería pasar un momento más en la habitación de un enfermo con el virus, incluso con una mascarilla, una bata o un protector para los ojos.
"Hago lo que tengo que hacer y luego me voy. No me tomo el tiempo de tranquilizar, de explicar, seguramente de no tomar una mano. La verdad es que tengo miedo", admitió.
En cuanto a mantener a las familias involucradas desde lejos tampoco le ha resultado fácil. No obstante, en el hospital que labora se están realizando esfuerzos para llevar un iPad al lado de la cama de cada paciente aislado.
Por si fuera poco, también tiene que practicar conversaciones difíciles como dar noticias sobre el deceso de los familiares por teléfono, sin depender del lenguaje corporal y el tacto, y las expresiones faciales para transmitir el significado.
Todo esto traería un gran significado para la especialista como médico de cuidados intensivos.
"Ahora entiendo que nuestros pacientes y sus familias llevan consigo cicatrices invisibles de su tiempo en la unidad de cuidados intensivos: ansiedad, depresión, estrés postraumático. Las palabras que usamos importan", concluyó.
Mira también:
“No lo tomen a la ligera”, comenzó con fiebre y descubrió que sus hijos tenían coronavirus
Esposa de médico que combate el coronavirus revela cómo ha cambiado su vida
“Soy una mujer de 42 años que contrajo coronavirus. Esto ha sido lo más duro”
Video relacionado: Aislamiento por coronavirus: qué hay que saber si me tengo que quedar en casa