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Por qué no debes de querer más a tus hijos que a tu pareja, según especialistas

El amor por un hijo no se compara con ningún otro, sin embargo, dejar a un lado a la pareja para dar prioridad a los pequeños puede tener graves consecuencias.

A los hijos se les puede amar hasta antes de conocerlos, los sentimientos que se tienen por ellos pueden no experimentarse con nadie más, se trata, hasta cierto punto, de emociones instintivas de protección y cuidados para asegurar su supervivencia y desarrollo.

Cuando un bebé llega a casa y la rutina de la pareja cambia por completo, suele haber un desajuste entre el tiempo y la atención que se le prestan al pequeño y a la pareja, quedando esta en un segundo plano.

Aunque parece natural que los hijos deben ser la prioridad de los padres, los especialistas están en desacuerdo, y tienen varios argumentos que seguramente te ayudarán a comprenderlo.

No se trata de un acto egoísta, todo lo contrario, en un hogar en el que papá y mamá se tratan con amor y respeto, los hijos tienen un mejor desarrollo y aprenden cómo debería ser una relación de pareja sana.

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¿Por qué no debes amar más a tus hijos que a tu pareja?

Psicólogos de la Asociación Americana de Psicología señalan que los niños y niñas que crecen en hogares con padres que se demuestran su amor constantemente y se hablan con afecto son más felices y crecen con un sentimiento de seguridad, a diferencia de aquellos que no experimentan esto en casa.

Al tener este ejemplo, obtienen un modelo a seguir de cómo es una buena relación, no solo de pareja, y aprenden a tratar a los demás con respeto.

Los pequeños que viven en un hogar donde la tensión y la violencia son constantes, suelen también sufrir maltrato y culparse por la mala relación de sus padres y el comportamiento agresivo de ellos, además es común que tengan un bajo rendimiento académico. Esto también puede marcar la manera en la que en el futuro tratarán a sus propios hijos y a sus parejas, de acuerdo con los expertos.

Los psicólogos también indican que cuando la madre tiene una buena relación con su pareja, aunque no se trate del padre biológico, los niños crecen más felices y con mejores oportunidades.

Por el contrario, cuando los menores viven la separación de los padres, atraviesan por una etapa “obscura” o de duelo que, aunque no determina que vivirán infelices por siempre, suele quedar como un “mal recuerdo” de la infancia.

La recomendación de los especialistas es trabajar día a día en construir una relación sana y sólida por el bien de los pequeños, y no concentrase en darles “todo” mientras la relación de pareja cae por la borda.

No hay que olvidar que los hijos crecerán, se mudarán y harán sus propias vidas y al final solo quedará aquella persona con la que se comenzó un proyecto de vida.

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