No hay nada más molesto que pasar una mala noche por culpa de otra persona, así sea tu pareja. Soportar ronquidos, patadas, pelear por la cobija o despertar cada que tiene una pesadilla, se convierte en un verdadero infierno, lo cual puede terminar hasta en un divorcio.
De acuerdo con The Daily Mail, una empresa fabricante de colchones realizó una encuesta sobre el “divorcio del sueño”, lo que consiste en volver a la costumbre de dormir en camas separadas, y sorprendentemente la mayoría estuvo dispuesta a hacerlo y una de cada seis parejas ya lo pone en práctica.
El doctor Neil Stanley, experto en sueño, ha pasado los últimos 35 años de su carrera investigando al respecto y apoya indudablemente que las parejas duerman en camas separadas o, en el mejor de los casos, en habitaciones diferentes.
En entrevista con el medio citado, Stanley explicó que en una investigación de 2005 en la que fue coautor descubrió que un tercio de los trastornos del sueño son causados por la pareja.
La Universidad de Medicina de Paracelsus en Alemania indicó en 2016 que las parejas que duermen mal tienen tasas de divorcio más altas ya que son más propensas es estar de mal humor y agresivas.
Stanley lo explicó así al diario inglés: “La falta de sueño afecta el rendimiento, relaciones, aumenta el riesgo de accidentes y, a largo plazo, se asocia con un aumento de peso, diabetes tipo 2 y depresión”.
Para el especialista dormir en la misma cama no tiene ningún beneficio para la pareja, ni siquiera en el ámbito sexual, por el contrario, Stanley sugiere que tener sexo antes de dormir no es el mejor momento ni emocional ni fisiológicamente.
“En un artículo, un sociólogo demostró que la única razón por la que se tienen relaciones sexuales con la pareja en la cama antes de dormir es porque es la única vez que están juntos en privado. Sin embargo, no es necesariamente el mejor momento emocional o fisiológicamente para tener relaciones sexuales”, indicó el experto.
La profesora Hilary Hinds, de la Universidad de Lancaster, relató en su libro “A Cultural History of Twin Beds” que hasta 1950 dormir en camas separadas era lo habitual en los matrimonios, y en la clase alta se acostumbraba a que cada uno tuviera su habitación, sobre todo por el temor a contraer una enfermedad de la pareja al estar respirando el mismo aire.
Aunque con el paso de los años y el avance de la ciencia se derribaron algunas creencias sobre la transmisión de enfermedades, las parejas prefirieron seguir durmiendo separadas.
Stanley explica que para disfrutar de una buena noche de sueño compartiendo la cama con alguien más estas deberían ser las condiciones:
“Por lo menos, dos adultos deben tener una cama de seis pies de ancho, porque entonces tienes tres pies para ti como lo harías en una cama individual; eso sería un comienzo ", sugiere el experto.
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