Kris Hoff terminó sin la mitad de su uña del pie después de que un pedicure de US$38 la dejara con una infección dolorosa.
La mujer de 50 años quería darse un capricho y acudió a un salón para realizarse una pedicura el pasado 11 de octubre.
Sin embargo, mientras admiraba el resultado unos días después, notó que su dedo gordo del pie izquierdo había comenzado a ponerse rojo y se sentía inflamado.
"Días después note que el pedicure de mi lado izquierdo se veía rojo y comenzó a doler", platicó a The Sun.
Kris intentó tratar la infección ella misma, pero después de unos días todavía lucía inflamado y le dolía.
"Intenté tratar la infección yo misma usando ungüentos en casa y cortándome las uñas, pero nada parecía funcionar", dijo.
Cuando se dio cuenta que no podía resolver eso por sí misma, un médico le sugirió que acudiera a urgencias lo antes posible para detener su molestia.
Ella siguió el consejo y exigió ver a un podólogo, quien le diagnosticó una fuerte infección.
Inmediatamente recibió antibióticos y comenzaron a realizarle procedimientos de limpieza para eliminar las partes infectadas.
"Debido a que el dolor era tan fuerte, rogué ver a un podólogo, ya que necesitaba un especialista para solucionar esto", platicó.
"Junto con un procedimiento para cortar las uñas que causaban el dolor extremo y la infección, también me pusieron un antibiótico que tomé dos veces al día durante una semana, además de remojar el dedo del pie tres veces al día y vendarlo arriba", explicó.
Ahora, mientras está en recuperación, la madre de un hijo admite que le ha dado miedo someterse a otro pedicure.
"Mi pie todavía está infectado ahora, más de un mes después, y estoy escéptica acerca de que me hagan otra pedicura en el futuro en caso de que esto vuelva a suceder", añadió.
El riesgo de infecciones
La doctora Esther Jiménez, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, explicó a Saber Vivir, que los problemas a los que nos podríamos enfrentar al someternos a este tipo de procedimientos, son:
1. Infecciones producidas por el uso de material contaminado: un material que no ha sido debidamente esterilizado puede servir de trasmisor de infecciones cutáneas procedentes de otros clientes.
Tales como verrugas víricas, hongos o infecciones bacterianas y, en casos muy extremos, podrían estar infectados con restos de sangre y permitir la transmisión de enfermedades como la hepatitis o el VIH.
2. Infecciones que pueden producirse a partir de las heridas que puede ocasionar el propio manicure o pedicure: estas heridas se comportarán como puertas de entrada a microorganismos que están en nuestro entorno.
3. Alteraciones y daños en las uñas: recurrir a este procedimiento continuamente puede ocasionar alteraciones de la uña, como desprendimiento, uñas quebradizas o aparición de surcos en la superficie.
4. Reacciones alérgicas: no solo alrededor de la uña sino a distancia, como en la cara, el cuello y los párpados. La manicura o pedicura pueden ser los responsables de reacciones alérgicas con aparición de lesiones de dermatitis.
Así que la próxima vez que quieras realizarte estos tratamientos, asegúrate de que el lugar al que acudas mantenga estrictas medidas higiénicas, como utilizar los instrumentos debidamente esterilizados y el uso de guantes.
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