Las propiedades de la leche materna ayudan a que los bebés que la consumen tengan menos enfermedades y además está comprobado que se recuperan más rápido que los alimentados con leche de fórmula.
Una de las dudas más frecuentes de una madre lactante es, si es seguro dar el pecho cuando se encuentra enferma.
Por eso, la firma Medela, que vende artículos para las madres lactantes, realizó una investigación para explicar cómo cambia la composición de la leche materna cuando la madre o el bebé están enfermos.
Cuando el bebé está enfermo, la leche materna le proporciona nutrientes, lo mantiene hidratado y le aporta defensas ya que contiene anticuerpos, glóbulos blancos, citoblastos y enzimas protectoras que lo ayudan a combatir las infecciones para una pronta recuperación.
La leche también ayuda a aumentar el nivel de los leucocitos, que refuerzan el sistema inmunitario del menor, y aporta las vitaminas necesarias para la recuperación.
Sin embargo, cuando un bebé está muy enfermo, no tiene las fuerzas para beber del pecho de su madre, por lo que es recomendable que ella extraiga la leche y se la dé al infante con ayuda de una jeringa, un vaso u otros métodos, para evitar que se deshidrate.
Cuando la madre se encuentra enferma, dar de lactar puede ser una tarea cansada, sin embargo reduce la posibilidad de que el bebé enferme, ya que al beber la leche de su mamá, recibe una buena dosis diaria de anticuerpos.
Los componentes de la leche materna cambian dependiendo de las necesidades de la madre y del bebé, es decir, que si una mujer está enferma por causa de algún virus, su cuerpo genera anticuerpos para combatirlo y esos mismos se transmitirán al bebé. Por eso no se debe retirar el pecho al infante en caso de que ella pesque un resfriado.
Cuando la madre esté enferma, también es importante que ella se cuide mucho y lo más importante es ingerir una buena cantidad de líquidos y tener un cuidado muy especial con la higiene.
Durante la lactancia, es importante que prestar atención a los medicamentos que sí se pueden tomar y sobre todo en las dosis recomendadas por los médicos. Algos que sí se pueden consumir son ibuprofeno, paracetamol y algunos antibióticos.
Sin embargo no se recomienda el uso de analgésicos tales como la codeína o el tramadol y los que contienen descongestionantes o expectorantes como fenilefrina, fenilopanolamina o guaifenesina.
Hay casos donde, pese a los grandes aportes de la leche materna, es mejor retirar el pecho al bebé, por ejemplo en casos cuando la madre se encuentre recibiendo tratamiento por cáncer, lesiones por herpes en el pecho o infecciones que pueden transmitirse a través de la leche como la tuberculosis, el sarampión o la septicemia.
Cuando esto ocurre, lo recomendable es extraer la leche materna y desecharla hasta que mejore el estado de salud de la madre.
Finalmente, recuerden que la Organización Mundial de la Salud recomienda prolongar la lactancia materna hasta los dos años.
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