Jenna Evans, originaria de California, está muy emocionada por el día de su boda y desde que recibió su anillo de compromiso no ha parado de admirarlo y presumir de él, le gusta tanto que está dispuesta a protegerlo de cualquier peligro.
Hace unos días la mujer de 29 años estaba durmiendo junto a su prometido, Bob Howell, y tuvo un sueño muy real en el que dos tipos intentaban robarle su sortija de compromiso, de oro blanco con diamantes de 2,4 quilates, por lo que tomó una decisión desesperada.
Evans soñó que se tragaba su anillo para que no pudieran robárselo, sin embargo, llevó el sueño a la realidad y al despertar descubrió que su argolla ya no estaba en su dedo.
Jenna buscó desesperada su alianza de diamantes y al no encontrarla entre las cobijas temió lo peor: habérsela tragado en realidad.
Asustada despertó a su prometido quien al escuchar su relató no pudo dejar de reírse de la situación, para después salir corriendo a una sala de urgencias.
“Fui a urgencias en donde luché para explicar por qué estaba allí, porque me reía y lloraba mucho. El médico ordenó una radiografía y pareció bastante sorprendido cuando regresó con un segundo médico y me mostró que efectivamente, ¡mi anillo estaba justo en mi estómago! Llamaron a un gastroenterólogo y decidieron que sería mejor no dejar que la naturaleza siguiera su curso”, relató la mujer en su cuenta de Facebook.
La mujer tuvo que someterse a una endoscopia para sacar el anillo que ya comenzaba a molestarle y no detenía su tránsito por el intestino.
“Definitivamente podía sentirlo en mis entrañas, estaba empezando a doler mucho y nos ponía nerviosos. Decidieron que una endoscopía superior era lo correcto y dijeron que no nos preocupáramos, que no era gran cosa, pero nos hicieron firmar un formulario en caso de que muriera”.
Por fortuna Jenna no murió y los médicos recuperaron su sortija, pero esta vez se la entregaron a su novio para que él decidiera si era pertinente volvérsela a dar o no.
Luego de este terrible susto Bob optó por devolverle el anillo de compromiso, no sin hacerle prometer que no se lo tragaría de nuevo o cometería otra locura con la alianza.
“Bobby finalmente me devolvió el anillo esta mañana. Prometí no volver a tragarlo, todavía nos vamos a casar y todo está bien en el mundo”, indicó en su post.
La boda de Jenna y Bob se realizará próximamente y esta anécdota los acompañará en su familia por siempre.
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