Anna Ceesay ya tenía experiencia con la maternidad, había logrado tener un parto en agua espectacular, libre de medicamentos y se había acoplado a su primer hijo sin problemas, por lo que pensó que hacerlo de nuevo sería igual de sencillo y placentero, pero no fue así.
Es común que tras el nacimiento de un bebé la vida del hogar pueda volverse caótica y estresante, y esto también puede ocurrir durante el embarazo, pero cuando se vuelve intolerable y comienza a repercutir en la salud física y mental de los padres hay que tomar medidas.
La madre de dos, originaria de Londres, relató a BBC que comenzó a sentir un gran vacío en el estómago todas las mañanas luego enterarse de que su segundo hijo tendría que nacer por medio de una cesárea.
“Cuando me despertaba, era cuando más lo sentía. Era en esos momentos, en las primeras horas de la mañana, cuando lo sentía físicamente. Literalmente, sentía un vacío en el estómago”, relató la mujer de 33 años al medio citado.
Esta sensación era tan solo un síntoma de la ansiedad que la invadía y que le impedía hacer tareas tan sencillas y habituales como cocinar.
“Me ponía increíblemente ansiosa por cosas como cocinar… Estaba convencida de que iba a envenenar a todos cada vez que hacía pollo rostizado, a pesar de que eso es lo que preparaba cada fin de semana. Me ponía a buscar obsesionada en Google cuánto tiempo necesitaba cocinar el pollo según su peso, a pesar de que siempre compraba el mismo tamaño de pollo”.
Lo que agravó la situación de Anna fue el hecho de que su esposo, el actor Babou Ceesay, se encontraba en Estados Unidos trabajando, por lo que ella sola se hacía cargo de su hija de tres años y la administración del hogar, además de lidiar con su embarazo.
“La primera vez que de verdad dije algo en voz alta sobre lo que me pasaba fue cuando llamé a esa línea de ayuda de Pandas. Fue increíblemente difícil, recuerdo que lloré por teléfono… Cuando colgué el teléfono, llamé a mi esposo y le conté todo. Él estaba en Estados Unidos en ese momento. Creo que se quedó atónito y preocupado porque estaba lejos, así que diría que se sintió impotente. Yo estaba obviamente pasando por algo difícil y él no estaba allí conmigo”, explicó Anna.
Durante su primera cita con un especialista Ceesay confesó que su mayor temor era que al revelar su trastorno mental la separaran de sus hijos, por fortuna el médico logró calmarla diciéndole que nada malo pasaría y que había tomado una excelente decisión al pedir ayuda.
Tras unos meses de terapia Anna consiguió controlar su ansiedad y llevar una vida más relajada y estable.
“Me enseñó que mis pensamientos no tienen que controlarme, que puedo tener pensamientos ansiosos o sentirme con un bajo estado de ánimo. Pero eso no soy yo, son solo pensamientos que puedo controlar y aprender a manejarlos”, expresó a BBC.
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