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Técnica de la tortuga, el método para que los niños controlen su ira

Si notas que tu hijo no sabe cómo manejar sus momentos de rabia o enojo, esta sencilla técnica puede ayudarte a enseñarle sobre control y reflexión.

Como los más pequeños de la casa aún no aprenden a controlar sus emociones y comunicarlas de la manera más eficiente, puede ser posible que te enfrentes a momentos de rabia, berrinche o mal comportamiento debido a que los niños no saben cómo manejar su enojo.

En muchas ocasiones, la impulsividad y las rabietas son la manera en la que los niños pueden exteriorizar sus emociones, pero es responsabilidad de los padres ir enseñándoles a canalizar sus sentimientos.

El sitio Ser Padres publicó un ejercicio conocido como “técnica de la tortuga” para que los menores puedan reflexionar sobre sus acciones y responder de forma adecuada cuando se sientan molestos, especialmente cuando se encuentren en entornos alejados de la familia como la escuela, fiestas infantiles y otros eventos.

Esta técnica consta de relatarle al niño una fábula sobre una tortuga que tenía mal comportamiento, poniéndole algunos ejemplos para que el pequeño se pueda ver reflejado, como falta de atención en clase, riñas con sus compañeros o responderle a sus profesores.

Se pueden incluir líneas en el cuento para dejarle claro al niño que este tipo de comportamientos se deben a que la tortuga no sabe cómo controlar su ira, pero que existen maneras de descubrir por qué se siente así.

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En la fábula, la tortuga pequeña se encuentra con una mucho más anciana y sabia que le aconseja refugiarse en su caparazón mientras cuenta hasta 10, respirando profundamente y preguntándose cómo se siente y por qué se siente así.

El propósito de esta fábula es mostrarle a los niños que deben tomarse un tiempo antes de actuar para reflexionar, calmarse y pensar en lo que los hizo sentir molestos, ya que de esta manera pueden tener una mejor respuesta.

Al fomentar una respiración lenta durante unos segundos, el menor puede relajar los músculos ante la intensidad de sus emociones y reducir el estado de ira.

También se tiene como objetivo que el niño identifique sus emociones, ya que no solo puede ser enojo, sino también tristeza o frustración, así como aprender a descubrir lo que origina estos sentimientos en ellos.

Tras reflexionar sobre sus emociones, los menores pueden encontrar una solución a sus problemas que no sea impulsiva o violenta, y con la práctica irán teniendo mayor control sobre sus sentimientos y reacciones.

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