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5 heridas emocionales de la infancia que dejan huella permanente

El abandono y la descalificación por parte de los padres durante la crianza pueden generar heridas profundas que afectarán en la vida adulta.

Los errores que los padres comenten durante la crianza de sus hijos, muchos de ellos involuntarios, pueden marcar a los pequeños de por vida y generar heridas tan profundas que comprometan su manera de comportarse en la adultez.

De acuerdo con los especialistas del sitio Familias.com, estos patrones se heredan por lo que cuando en casa hubo una educación estricta e inflexible esto se repetirá en la crianza de las generaciones futuras.

Es importante estar consciente de las decisiones que se toman a la hora de formar a los hijos, sobre todo si se están cometiendo errores graves que pueden generar inseguridad, frustración o dolor en ellos.

El medio citado explica que hay 5 heridas emocionales que podrían afectar a los pequeños de por vida:

1. Abandono

Cuando se experimenta el abandono a temprana edad, ya sea por la muerte de uno o ambos padres o por su ausencia, los niños y adolescentes se enfrentan a una situación difícil de comprender y superar.

El abandono experimentado en la infancia puede comprometer sus relaciones futuras, sobre todo las de pareja, ya que puede estar presente ese temor a ser abandonado de nuevo.

Las características de las personas que crecen con estas heridas pueden ser la obsesión, los celos absurdos, desconfianza y dependencia emocional.

2. Desconfianza

Cuando los niños crecen en un hogar donde la educación es estricta y limitante pueden generar un sentimiento de miedo, desconfianza e inseguridad en sí mismos.

Por lo general estos padres intentan mantener a sus pequeños en “una burbuja”, les impiden realizar actividades que otros niños harían normalmente, como jugar con tierra, realizar alguna travesura o interactuar naturalmente con otros menores, para que “no les ocurra nada”.

En la adultez tendrán problemas para adaptarse, resolver problemas, enfrentar retos e interactuar con los demás.

3. Sentirse poco amados

En el afán de hacer a los hijos independientes y seguros de sí mismos algunos padres no demuestran sus emociones de forma correcta.

Mostrarse desapegados o con falta de interés en sus actividades o logros es un error ya que pueden sentirse rechazados o poco amados, buscando cubrir este vacío con otras cosas.

Estos menores pueden caer en adicciones, relaciones tóxicas o fracasos escolares con mayor facilidad.

4. Expectativas inalcanzables

La mayoría de los padres desean ver a sus hijos triunfar, sin embargo, algunos llegan al extremo de ser demasiado demandantes poniendo metas difíciles de alcanzar.

Los niños que son criados con altas exigencias en su educación o actividades deportivas suelen generar problemas de ansiedad, autocrítica, desórdenes alimenticios, entre otros. Se caracterizan por ser pequeños solitarios, que no disfrutan de relacionarse con los demás ni de las actividades típicas de su etapa de crecimiento.

5. Padres tóxicos

Los padres que no controlan sus propias emociones, característica que posiblemente fue adoptada, y tratan a sus hijos de manera agresiva, denigrante y con reglas poco claras pueden dañar a los pequeños de manera grave creando en ellos resentimiento, frustración y depresión.

Estos progenitores suelen usar palabras hirientes, golpes y castigos excesivos. Al crecer estos pequeños lo harán con baja autoestima, frustración y temor al fracaso, pueden volverse personas depresivas y copiar el patrón.

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