La violencia intrafamiliar o en pareja tiene más de una cara, no solo son malas palabras, golpes o violencia sexual, la limitación o mal manejo del dinero y el patrimonio también es una manera de agresión más común de lo que parece.
Al llevar la economía con desigualdad, principalmente en un sistema patriarcal en donde el hombre controla todo lo relacionado con el dinero, se está violentando la autonomía y libertad de las mujeres.
La violencia económica tiene múltiples maneras de aplicarse y la revista Moi brinda una lista de señales a las que hay que estar alerta para descubrir si estás siendo víctima de este abuso o lo estás cometiendo.
-Prohibir a la pareja que trabaje.
-Sabotear su trabajo con acoso, celos sin fundamento o llegando o extremo como los golpes para impedir que acuda a su centro laboral.
-Controlar los gastos del otro.
-No permitir a la pareja tener cuentas bancarias o acceso a ellas.
-Excluir a la pareja sobre decisiones del gasto familiar o el patrimonio.
-Condicionar o limitar sus gastos y la cuota de manutención, en el caso de que exista un divorcio.
-Obligar a la pareja a formar parte de acciones fiscales fraudulentas.
-Dañar el historial crediticio del otro.
-Robar dinero, joyas, propiedades o la herencia.
-Hacer que la pareja trabaje en el negocio familiar sin una remuneración económica.
-Esconder cuentas bancarias, ingresos o propiedades a la pareja.
-Complicar o evitar el pago de pensión alimenticia.
Enrique Stola, médico psiquiatra, explicó al El Clarín que la violencia económica va avanzando gradualmente, hasta que la víctima queda completamente vulnerable.
“El dominador, que conoce el discurso políticamente correcto, se comportará adecuadamente hasta que sienta que su víctima está vulnerada y, a partir de allí, irá exigiendo que la mujer renuncie a relaciones, al ejercicio de la profesión y al trabajo fuera de la casa”.
De acuerdo con el experto, este tipo de abuso intrafamiliar tiene dos mecanismos generales:
-Cuando el hombre es el proveedor
En este caso el hombre es el que trabaja fuera de casa y se encarga de pagar todas las cuentas, al sentir este poder se comporta de manera dominante y agresiva, amenazando a su pareja con quitarle todo, “dejarla en la calle” y saboteando sus oportunidades de ganar su propio dinero.
-Cuando él no trabaja y ella sí
La mujer debe ejercer el papel de proveedora, pero también cumplir con las labores del hogar y crianza de los hijos. El hombre sabe cómo manejarla para obtener dinero y una vida libre de obligaciones valiéndose de amenazas y malos tratos.
Aunque ella sea la que trabaja él se corona como el administrados del hogar y quien toma la decisión sobre el patrimonio.
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