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Corrige el mal comportamiento de tu hijo en una semana

¿Ya no sabes qué hacer con el mal comportamiento de tu hijo?, sigue estos consejos por una semana y dile 'adiós' a esa terrible situación.

¿No sabes cómo lidiar con el mal comportamiento de tus hijos? Pon en práctica estos consejos que pueden darte una solución en una semana.

Jacqueline Burt, una madre de dos hijos de nueve y cuatro años, buscó ayuda de expertos y decidió poner en práctica un consejo al día durante una semana, los cuales compartió a Parents Magaziney son los siguientes:

Día 1: No reacciones impulsivamente ante los comportamientos negativos

"El error que cometen la mayoría de los padres es responder al mal comportamiento, ya que la atención negativa es mejor que nada", citó Jacqueline al psicólogo clínico infantil Ed Christophersen del Children's Mercy, en Kansas City, Missouri.

Según el Dr. Christophersen, es necesario ignorar los berrinches y gritos de los niños, pero, en un momento de calma, hay que hablarles de por qué no se les hizo caso.

Jacqueline  lo hizo así: "'Chicos', anuncié en el desayuno, "a partir de ahora, si hay quejas o disputas, voy a fingir que no los veo o escucho. ¿Entienden?".

La mujer cuenta que aplicó esta táctica en una tienda de ropa donde su hijo hizo un berrinche y gritó malas palabras, pero ella no le hizo caso, y al poco tiempo el niño se calmó.

Después de la vergonzosa escena en público, pero al ver que su hijo se tranquilizó él solo y cambió su conducta, ella llegó a la conclusión de que "al parecer, el lloriqueo pierde su atractivo cuando mamá no le hace caso".

Pero para que esto funcione, hay que anticiparles a los niños que no se les va a hacer caso si hacen berrinche y cumplirlo, aunque sea una situación embarazosa e incómoda en público.

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Día 2: Mantente positiva

Ante una situación frustrante para los niños, decirles sus cualidades y virtudes hará que resuelvan los problemas de otro modo que no sea llorando o haciendo berrinche.

"Cuando etiquetes a tu hijo, asegúrate de que sea una etiqueta positiva para que tenga algo bueno que cumplir".

Esta cita la tomó Jacqueline de Robin H-C, un entrenador familiar y autor de "Thinking Your Way to Happy!": "Esperar que los niños sean malos es una profecía autocumplida", dijo la mujer.

Un día, cuando su hijo se quejó y lloró porque no podía encontrar los bloques correctos para construir una casa para sus figuras de acción, ella le dijo:

"Eres bueno haciendo cosas, usa algo más". El resultado fue que la hermana mayor del niño también se involucró y ambos resolvieron en paz el problema con una caja de zapatos.

Día 3: Cambia tu propio comportamiento

Como padres, hay que cambiar el propio mal comportamiento, pues la mayoría de las veces, hacemos exactamente lo que no queremos que hagan nuestros hijos.

Jacqueline dice que detesta que sus hijos griten: "Si bien no les grito, tiendo a fastidiarme. Así que durante la locura de la mañana, en lugar de apresurarlos de mala gana y con enojo, dije con calma: 'solo les recuerdo que debemos irnos en cinco minutos o no llegarán a tiempo'". Así que Charlotte y Julian recogieron sus cosas más rápido de lo habitual.

Esta idea la tomó Jacqueline de Jayne Bellando, psicóloga pediátrica del Arkansas Children's Hospital, en Little Rock.

La psicóloga también aconsejó que como madre se deben etiquetar las acciones positivas. Para ello, la madre de los dos chicos agregó: "Miren, les pedí amablemente que se apresuraran".

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Día 4: Valida sus sentimientos primero, disciplínalo después

Los sentimientos primero, la disciplina después. Esto ayudará a los pequeños a sentirse aceptados y comprendidos, incluso mientras están siendo disciplinados.

"Los niños suelen actuar por una razón. Es por eso que debes señalar los sentimientos que causaron que tu hijo se portara mal y luego darle una consecuencia justa", cita Jacqueline a Gary M. Unruh, autor del libro "Unleashing the Power of Parental Love".

La madre de los dos pequeños narra un conflicto entre sus hijos: Charlotte golpeó a su hermano después de que él accidentalmente rompió su pulsera.

"En lugar de seguir mi instinto y decirle 'fue un accidente, y sabes que no debes golpear', dije: 'debes estar realmente enojada con Julian porque rompió tu pulsera'".

Como resultado de la frase, Jacqueline explicó que los ojos de su hija se llenaron de lágrimas y le dijo: "Él siempre está arruinando mis cosas, y nunca te enojas con él".

En vez de reprenderla por el reclamo, la mamá le respondió: "Necesito corregir más a Julian. Tienes derecho a estar enojada, pero necesito que vayas a tu habitación. Eso es lo que sucede cuando golpeas a tu hermano".

La niña obedeció, fue a su cuarto, y cuando salió estaba serena como nunca, relató Jacqueline. El reto de este método "depende de tener la paciencia para implementarlo", añade.

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Día 5: Sé consistente

Mantener la calma y ser consistente y coherente con lo que se les dice a los niños es algo esencial para desactivar los arrebatos y berrinches.

"Debes ser coherente, dejar en claro tus expectativas y evitar tus propios arrebatos", cita Jacqueline a la doctora Bertie Bregman, jefa del servicio de medicina familiar en el Presbyterian Hospital de Nueva York.

Un día en que su hijo hizo tres rabietas en tres momentos distintos, en cada momento Jacqueline, con toda la calma y tranquilidad del mundo, le dijo al pequeño:

"Obtienes lo que obtienes y no te enojas: los niños de 4 años no se quejan. Si bien pude haber irritado a mi hijo, su comportamiento definitivamente mejoró", afirma la mujer.

La propia capacidad para manejar los arrebatos de los hijos depende del propio estado de ánimo.  Y no hay espacio para ser variable.

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Día 6: Pero a veces cambia las reglas

Una difícil batalla con los hijos es enseñarlos a tener buenos hábitos con los dispositivos móviles, las computadoras o la televisión.

Al respecto, Jacqueline decidió limitar el tiempo de sus hijos frente a una pantalla. ¿El resultado? Un absoluto caos, rabietas y gritos.

En el libro "Regret Free Parenting" de Catherine Hickem, la madre de los dos pequeños ya estaba advertida y sabía que "simplemente tienes que lidiar con el caos de restablecer los límites".

Hickem afirma, que los niños se resistirán al cambio de maneras muy desagradables, pero deben hacerles saber que no se echarán atrás.

Para lidiar con el caos desatado, Jacqueline escribe: "dejé a la vista los suministros de arte de Julian y la tarea de Charlotte, y corrí a la cocina a preparar la cena", y como aprendió en el primer día, "ignoré los sonidos provenientes de la sala de estar".

Varios minutos después, cuando Jacqueline terminó de preparar la cena, "los niños se habían calmado. Charlotte había hecho su tarea, y Julian estaba ocupado haciendo una obra maestra con sus marcadores".

Conclusión: a pesar del caos, las reglas pueden ser cambiadas.

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Día 7: Relájate

Por más difícil que parezca, como madre hay que darse un tiempo para relajarse. "Probablemente estés pensando: '¡Ja! Las mamás nunca descansan'", dice Jacqueline, "lo cual es cierto", remata.

Sin embargo, una buena estrategia que le ha funcionado a ella es un domingo preparar un almuerzo para un picnic y llevar a los niños al parque.

"Pasamos la tarde leyendo libros, jugando, haciendo carreras y sin concentrarnos en nada, simplemente disfrutamos de la compañía del otro", escribe la mamá de dos. Eso ya es un descanso.

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