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Mito o realidad: ¿afectan las emociones de mamá al bebé en el embarazo?

Las emociones de la madre como ansiedad, tristeza, alegría o emoción pueden influir en el progreso del feto y en su desarrollo tras el nacimiento.

Cada vez son más los descubrimientos sobre lo que ocurre durante la vida intrauterina. De acuerdo con la Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica, es a partir de los seis meses de gestación cuando los bebés logran identificar las emociones de la madre, reconocer el tono de su voz y hasta saber cuando está llorando.

Los sentimientos experimentados por las mujeres durante el embarazo influyen en el desarrollo de los bebés dentro de útero y también pueden ser determinantes para su vida futura, su intelecto y su desenvolvimiento como individuos.

No se trata únicamente de la conexión tan especial que hay entre madre e hijo durante la gestación, también está comprobado que las hormonas que la mujer libera en los diversos estados de ánimo que puede experimentar son trasmitidas a través de la placenta.

Estas alteraciones hormonales pueden ser detectadas por el pequeño mediante el sabor del líquido amniótico y, como si fuera poco, el tono de voz de mamá, su ritmo cardiaco, la respiración y el cariño que le trasmite por medio de caricias y sus palabras, transfieren al bebé la primera información sobre el lazo que creará con su madre y las emociones.

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“Cuando la madre experimenta esas emociones negativas se reduce el flujo sanguíneo que le llega al bebé, privándolo de obtener nutrientes para formarse óptimamente. Cuando hay una segregación significativa y frecuente de hormonas dañinas, logran cruzar la placenta, potencialmente afectando el sistema nervioso del bebé, además de trasmitir una dosis de adrenalina que aumenta su ritmo cardiaco, presión arterial y hace entrar al bebé en estado de alerta”, explica la experta en crianza y educadora prenatal Mayra Elisa B. a BabyCenter.

La especialista agrega que la depresión en las mujeres durante el embarazo, así como la ansiedad, tristeza, enojos constantes, temor y otros sentimientos negativos, pueden influir en el coeficiente intelectual del niño. Además, lo predisponen a padecer problemas mentales y de comportamiento como esquizofrenia y déficit de atención.

En cambio, las emociones positivas como felicidad, tranquilidad, emoción, amor y hasta un orgasmo liberan endorfinas, neurotransmisores que generan una sensación de bienestar y felicidad.

La liberación de estas hormonas favorece a una oxigenación correcta, una circulación óptima del flujo sanguíneo y también relaja el ritmo cardiaco y la respiración, lo cual se traduce en beneficios para el bebé.

El llanto de la madre, cuando es provocado por depresión o una situación violenta, puede conducir al bebé al estado de alerta y, de acuerdo con Mayra Elisa, puede aumentar la presión arterial de la madre y está ligado a la depresión del bebé en la adultez.

La experta indica que durante el embarazo no solo hay que cuidar la salud física con una buena alimentación, visitas periódicas al médico y activación física, también se debe procurar un control de las emociones y transmitir al bebé que se encuentra en el vientre amor, seguridad, tranquilidad y felicidad.

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