Victoria Maddock, creyó que tenía una pestaña en su ojo derecho por lo que recurrió a gotas para los ojos. Sin embargo, tras haberlas utilizado, despertó con la visión nublada que posteriormente le provocaría glaucoma.
La mujer de 27 años comenzó a sentirse como si estuviera "mirando a través de las botellas de leche" e inmediatamente, visitó a los especialistas, según Daily Mail.
Los médicos le diagnosticaron un Síndrome Endotelial Iridocorneal (ICE, por sus siglas en inglés), que involucra hinchazón de la córnea y cambios en el iris.
Estos movimientos anormales en las células de sus ojos provocaron una presión alta en su ojo, llevándola a sufrir glaucoma.
De acuerdo con Mayo Clinic, el glaucoma es una afección ocular que daña el nervio óptico, cuya salud es vital para tener una buena vista.
Algunos de sus signos son: dolor de cabeza intenso, puntos ciegos irregulares, náuseas, vómitos, visión borrosa y enrojecimiento de los ojos.
Aunque puede producirse a cualquier edad, es más común en personas mayores de 60 años.
"La gente piensa que el glaucoma es la enfermedad de una persona mayor, pero estoy viviendo la prueba de que puede afectar a cualquier persona y a cualquier edad", comentó.
"Fue bastante estresante. Nadie podría creer que yo tuviera glaucoma tan joven. Una doctora me dijo que antes solo había leído sobre casos como el mío", agregó la joven.
El efecto del glaucoma es tan gradual que es posible que las personas no noten un cambio en su vista hasta que la afección se encuentre en una etapa avanzada.
En el caso de Victoria, "un día me desperté y no pude ver nada con mi ojo derecho, fue como si se hubiera colocado una película gruesa sobre él".
"Si lo hubiera dejado incluso días más tarde, podría haber perdido la vista en mi ojo derecho por completo debido a la acumulación de presión; ni siquiera me atrevo a pensar en ello", reveló al medio antes citado.
Los expertos le dijeron a Maddock que, la presión en su ojo derecho era preocupantemente alta, pues la presión normal de los ojos oscila entre 12 y 22 milímetros de mercurio (mmHg), y la medición de la joven superaba los 22 mmHg.
Según el Centro de Información de Enfermedades Raras y Genéticas, no es posible detener la progesión del síndrome de ICE, pues el tratamiento se enfoca en controlar el glaucoma para ayudar a reducir la presión en el ojo.
Por lo que la mujer de Portsmouth, Hampshire, se sometió a una cirugía para drenar el líquido en su ojo.
Este procedimiento elimina parte del iris, lo que permite que el líquido se drene con mayor facilidad, y aunque parecía que todo había sido un éxito, tres meses después volvió a presentar los mismos síntomas.
"Allí los médicos confirmaron que las células de mi ojo habían comenzado a migrar de nuevo a mi iris, revirtiendo la cirugía".
Afortunadamente, tras la segunda intervención, el ojo de Victoria se ha mantenido estable.
Por otro lado, la mujer está trabajando con la Organización Benéfica de Investigación Ocular "Fight for Sight", en la que busca crear conciencia sobre la prevención del glaucoma, especialmente en personas jóvenes.
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