Lori Morris experimentó dificultad para respirar y un pequeño tramo de escaleras la agotaba, así que fue con varios doctores, quienes le dijeron por años que tenía asma, pero en ese tiempo su cáncer de pulmón se extendió por todo su cuerpo y casi la mata.
Morris había disfrutado de una salud plena toda su vida, durante años, había realizado spinning, yoga y excursiones. A sus 49 años, tenía la condición física para subir al pico más alto de California, el Mount Whitney, de 14,505 pies de altura. Pero todo cambió días después.
Un par de semanas más tarde, la mujer comenzó a jadear y a sentir dificultad pasa respirar, lo que la llevó a consultar a su médico, quien le dijo que probablemente se trataba de una infección pulmonar, le recetó antibióticos y le dió un inhalador, pero no ayudó.
"Esto fue en septiembre de 2013. Pensé que tal vez había retrasado el mal de altura. De repente, no podía subir un tramo de escaleras sin respirar pesadamente. Sabía que algo estaba mal", contó Morris al sitio Reader's Digest.
Meses después, Lori regresó con el doctor aún con las molestias que había presentado la primera vez y, en esa ocasión, su médico le diagnosticó asma. Esta vez no estaba tan lejos de la realidad, pues el asma es una señal de algunos tipos de cáncer.
Los síntomas que caracterizan al cáncer de pulmón
Para el 2019, la American Cáncer Society estima que en Estados Unidos serán registrados cerca de 228,150 casos nuevos de cáncer de pulmón, de los cuales aproximadamente 142,670 serán mortales.
Como con otras enfermedades, las señales del cáncer pulmonar pueden confundirse con las de otras afecciones, sin embargo, aprender a identificarlas es la clave para detectarlo a tiempo y que el tratamiento sea efectivo. Según la organización, estos síntomas incluyen:
- Tos que no desaparece o que empeora.
- Tos con sangre o flema del color del metal oxidado.
- Dolor en el pecho que a menudo empeora cuando respiras profundamente, toses o te ríes.
- Ronquera.
- Pérdida de peso y pérdida de apetito.
- Cansancio o debilidad.
- Infecciones como bronquitis y neumonía que no desaparecen o que siguen recurriendo.
- Aparición de silbidos de pecho.
En la lista también está la dificultad para respirar que experimentaba Morris, quien seguía intuyendo que su asma era algo mucho peor, así que fue al UCLA Hospital, donde le realizaron un examen físico completo y le hicieron una radiografía.
"Dijeron que estaba completamente bien y me preguntaron cómo estaba mi asma", contó Lori, quien continuó con su inhalador, aunque éste no la ayudaba. Pasaron varios años hasta que finalmente sus síntomas se volvieron mortales, en enero de 2018.
No hubo noticias alentadoras
"Se paralizó todo el lado izquierdo de mi cuerpo. Me llevaron a UCLA de nuevo y, mientras buscaban los signos de un derrame cerebral con escáneres, encontraron una masa en mi cerebro", relató Morris a Reader's Digest.
"Dijeron que no estaban seguros de si era un virus o una masa secundaria; sabía que eso no era bueno", dijo la mujer, quien fue trasladada al Cedars-Sinai Medical Center.
Fue ahí donde, tras varias exploraciones, sus doctores encontraron un tumor de seis centímetros en su pulmón, el cual fue el origen de su tumor en el cerebro. Sin embargo, no hubo noticias alentadoras.
Su cáncer se había extendido a su columna vertebral, páncreas, riñón, hígado y ganglios linfáticos. "Tuve cáncer de pulmón primario en etapa 4 con metástasis en el cerebro", relató Morris.
"El neurocirujano dijo que debería haber recibido una tomografía computarizada la segunda vez que me quejé de los síntomas, porque los tumores pulmonares se esconden en las radiografías, son invisibles", afirmó.
Es por este problema que se han desarrollado nuevos métodos como el de los estudiantes mexicanos que crearon un sistema para la detección temprana del cáncer pulmonar, con un 95 % de precisión y no es invasivo.
La mujer se rehusó al tratamiento que los médicos querían para ella
Tras recibir la noticia, los doctores le informaron a Morris que debían extirpar el tumor del cerebro y comenzar de inmediato con las quimioterapias, pero la mujer se rehusó, debido a que quería escuchar la opinión de un experto que había conocido años antes.
"Sabía que con el cáncer en etapa 4, que también estaba en el cerebro, no tenía mucho tiempo. Sabía que tenía que llegar al doctor Nagourney", dijo Lori. Ella conoció a Robert Nagourney, del Nagourney Cancer Institute, en 2014, cuando aún creía que tenía asma.
Morris dejó que los médicos del Cedars-Sinai Medical Center extirparan el tumor, pero pidió que enviaran una muestra a Nagourney, para que en su laboratorio él lo examinara y probara qué tratamiento era el más efectivo con su tumor, antes de que ella fuera tratada.
"Él puede decirte si tu cáncer responderá a un tratamiento o no. El mío no respondía a la quimioterapia, por lo que lo que querían hacer en el hospital me habrían matado", declaró la mujer.
El tratamiento dio resultado
El doctor Nagourney obtuvo el conocimiento específico para atacar el cáncer de Morris y le recetó un tratamiento que combinaba terapia dirigida de Alectinib y Metformina, un fármaco que se usa comunmente para tratar casos de diabetes.
"Tengo una mutación ALK que solo respondía a la terapia dirigida", afirmó Morris, quien ha estado en tratamiento por casi un año y ha mejorado: "Mis tumores se han reducido en un 87 %. Voy a superar esto", dijo a Reader's Digest.
Sin embargo, ella ofrece un contundente consejo a otras personas que se sientan acorraladas por esta enfermedad mortal: "No prestes atención a las estadísticas: se equivocan si encuentras al médico adecuado. Eres un individuo, no un número", señaló.
"No tomes decisiones basadas en el miedo, y no permitas que nadie te robe la alegría, el cáncer no tiene por qué ser una sentencia de muerte", afirmó la mujer, quien prácticamente ha superado la enfermedad, contra los desalentadores pronósticos.
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