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Creyó tener un tumor cerebral: era un parásito de la carne

Por sus síntomas, Rachel Palma creyó que tenía un tumor en el cerebro, pero en realidad se trataba de una neurocisticercosis que pudo prevenirse.

Los síntomas de Rachel Palma eran extraños e inquietantes: tenía alucinaciones, insomnio y "pesadillas horribles". Su mano derecha cedía repentinamente y dejaba caer las cosas. Tenía una neurocisticercosis, un parásito creciendo en su cerebro, que sus doctores confundieron con un tumor.

Palma también estaba teniendo problemas para encontrar las palabras correctas e hizo llamadas alarmantes a su familia que no recordaba. "Mis episodios eran cada vez más extraños. Hubo días en que no sabía dónde estaba", dijo Palma, de 42 años, a Today.

Ella había estado en atención de urgencia varias veces después de que el problema comenzó a principios del año pasado, pero la causa seguía siendo un misterio para la mujer originaria de  Middletown, Nueva York.

Finalmente, una imagen de resonancia magnética de su cabeza atrajo la atención de los médicos: mostró una lesión en el lado izquierdo de su cerebro aproximadamente del tamaño de una canica. 

Foto: Rachel Palma/Today.com

El lado izquierdo del cerebro en personas diestras controla el lenguaje y la función ejecutiva, afirma el doctor Jonathan Rasouli, jefe de neurocirugía de la Escuela de Medicina Icahn del Mount Sinai en Nueva York, que formó parte del equipo que trató a Palma.

Su lesión se localizó justo al lado del área del cerebro que controla el habla y se iluminó brillantemente cuando se realizó la resonancia magnética con contraste, lo que sugería un tumor cerebral maligno, agregó Rasouli. 

Además, los síntomas de Palma no eran tan diferentes a las señales típicas que un tumor cerebral puede provocar en las personas, como la confusión o la torpeza y debilidad para dejar caer cosas.

Se le informó a Palma que potencialmente se enfrentaba a un cáncer que requería cirugía, quimioterapia y radiación. "Mi esposo y yo estábamos en shock y solo queríamos que se hicieran cargo. Nunca me permití pensar que era cáncer", afirmó la mujer, quien tenía razón.

Cuando el doctor Raj Shrivastava, un neurocirujano en el Hospital Mount Sinai, y Rasouli abrieron su cráneo durante la cirugía el otoño pasado, esperaban encontrar un tumor cerebral típico: blando y extendido.

En cambio, vieron "esta cosa muy firme, muy bien encapsulada. Parecía un huevo de codorniz", recordó Rasouli. Lo sacaron de una pieza y lo cortaron para ver qué había dentro. "Efectivamente, un gusano bebé salió de esa lesión", dijo el doctor.

Foto: Rachel Palma/Today.com

El equipo médico aplaudió con alivio en nombre del paciente, sabiendo que su pronóstico era ahora mucho mejor que si hubieran encontrado un tumor cerebral maligno: "Ella tenía un solo parásito en la cabeza que pudimos eliminar", explicó Rasouli.

"Estaba feliz, fue una de esas situaciones raras en las que ves un parásito y dices algo como: ¡Wow, esto es genial!", contó el experto.

¿Qué era ese parásito?

Un parásito en el cerebro suena como la trama de una película de terror, pero es una infección prevenible de una tenia porcina conocida como neurocisticercosis, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Cerca de 1,000 personas son hospitalizadas por neurocisticercosis en los Estados Unidos cada año y es una de las causas principales de epilepsia de aparición en adultos en todo el mundo.

La mayoría de los pacientes provienen de regiones donde la enfermedad es común, incluida América Latina, de acuerdo con los CDC. Rasouli lo describió como un caso "súper raro" en los Estados Unidos.

Cuando un paciente se queja de síntomas y tiene factores de riesgo para este tipo de infección, como vivir o viajar a esas regiones, o comer carne de cerdo cruda, los médicos pueden atar cabos y eliminar el parásito con antibióticos, sin necesidad de cirugía.

Pero la neurocisticercosis ni siquiera estaba en el radar cuando los médicos evaluaron la lesión de Palma porque no tenía ninguno de los factores de riesgo. Ella recordó su reacción cuando le dijeron que había estado llevando un parásito en su cerebro.

"Dije: '¡Qué asqueroso!'. No sabía qué pensar. Me sentí aliviada en ese momento de que no era cáncer y que no necesitaría ningún tratamiento adicional", dijo Palma. "No me gusta especular sobre cómo podría haberlo contraído porque no lo sé", afirmó la mujer.

¿Cómo puede llegar a ocurrir?

Sucede que esto no es algo agradable. Pues ocurre cuando las personas comen alimentos contaminados con los microscópicos huevecillos de tenia, de acuerdo con los CDC.

Todo empieza cuando la persona que prepara los alimentos come carne de cerdo sin cocinar apropiadamente y ésta tiene una tenia en su interior, explicó Rasouli. 

Ese gusano se convierte en un adulto dentro de su colon y comienza a arrojar huevos en sus heces. Si ese trabajador va al baño y no se lava bien las manos, tendrá los huevecillos en los dedos.

Si él maneja alimentos crudos o que no están bien cocidos, como una ensalada, la persona que los comes puede tragar un huevo de tenia, el cual puede viajar a cualquier parte del cuerpo y, por lo general, termina en el cerebro, detalló Rasouli.

"Es tan raro en los Estados Unidos que realmente no tiene que tomar ningún tipo de precauciones", señaló el experto. 

Sin embargo, al viajar, la situación cambia e instó a las personas a asegurarse de que las frutas y verduras crudas que comen se laven muy bien. "Especialmente en países donde la neurocisticercosis es endémica, como México", agregó.

Foto: Rachel Palma/Today.com

Los síntomas de Palma se han resuelto desde entonces y una exploración cerebral final hace dos meses resultó limpia. Ella se resignó a no saber cómo contrajo la infección, concentrándose en el buen resultado: "Estoy básicamente curada", señaló.

Sin embargo, no son los únicos parásitos peligrosos en la comida, pues en enero de 2018 se registró el caso de un residente de California con una grave parasitosis por comer salmón crudo todos los días.

Puedes leer el artículo original aquí.

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