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Fiebrefobia, el temor de los padres ante la fiebre de sus hijos

La fiebrefobia es el temor injustificado de los padres a que sus hijos tengan una alta temperatura corporal. Aquí te decimos cómo superarla.

Si consideras que perteneces a ese numeroso grupo de padres que cuando detectan una subida de temperatura en el cuerpo de sus hijos, sienten la necesidad de acudir inmediatamente al pediatra o a urgencias, entonces padeces fiebrefobia.

"Es el miedo exagerado que tienen algunos padres ante la fiebre de sus hijos", aseguró la pediatra Gilma Marimón para "Un Nuevo Día".

Pero, ¿por qué la mayoría de los padres padecen esta fobia?

Todo parece indicar que "viene del desconocimiento, de no saber exactamente la razón por la que existe la fiebre o las creencias que se pasan de generación en generación", explicó la especialista.

Una de ellas es que la fiebre puede desencadenar ataques epilépticos, un mito que desmonta al conocer que las convulsiones febriles solo afectan al 2 % de los niños y, cuando se producen, no siempre causa daño cerebral ni ataques epilépticos.

Otra falsa creencia es que si un padre no puede bajar la fiebre es porque se trata de algo más delicado, cuando lo cierto es que algunas enfermedades graves pueden seguir con fiebre muy baja y otras más leves, como las producidas por virus, según Guia Infantil.

Por lo que, es fundamental conocer los siguientes puntos que te ayudarán a superar este padecimiento:

1. El tratamiento precoz de la fiebre no previene la aparición de convulsiones febriles.

Este tipo de convulsiones suelen ser benignas y no dan lugar a la epilepsia. Además, desaparecen con el tiempo. Lo que se debe prevenir son los cambios bruscos de la temperatura corporal.

2. Si tu hijo está bien, no es necesario administrarle medicamentos.

Recuerda que la fiebre es un mecanismo de defensa frente a las infecciones, que limita el crecimiento bacteriano y la replicación viral y, colabora combatir los procesos infecciosos.

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3. No es conveniente alternar medicamentos para que el efecto antitérmico sea más efectivo.

Esta alternancia favorecerá la aparición de efectos secundarios y errores de dosificación, ambos potencialmente graves. Actualmente, la mayoría de las sociedades científicas pediátricas desaconseja esta práctica.

4. No apliques medidas físicas, tales como paños húmedos, fríos o baños en agua tibia para bajar la fiebre de tu pequeño.

De acuerdo con el Decálogo de la Fiebre de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, el uso de medidas físicas no mejora los síntomas de la fiebre y puede dar paso a cambios bruscos de temperatura que no son deseables.

5. No es necesario consultar inmediatamente al pediatra.

"Espera un tiempo considerable de 24 a 48 horas para ver cómo evoluciona y, si la temperatura continúa alta, entonces acude al médico", comentó a Info Salus, Roi Piñero, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General Villalba de España.

No obstante, Marimón recomienda que si el bebé tiene menos de tres meses y una temperatura de 100.4°F hay que visitar a un experto, pues representa un mayor riesgo en su sistema inmune.

Piñeiro ha manifestado que más del 70 % de la población decide acudir al centro de salud o a las urgencias hospitalarias con síndromes febriles de menos de seis horas de evolución, basándose en la creencia de que cualquier niño con fiebre debe consultar de forma precoz al pediatra.

"Esto solo consigue aumentar la inquietud de los padres, pues la exploración física será normal con casi toda seguridad, y no tendrán valor las pruebas complementarias", concluyó el especialista para Info Salus.

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