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Era adicta a bebidas energéticas y ahora debe usar marcapasos

Samantha Sharpe, de 33 años, tenía una fuerte adicción a las bebidas energizantes que le ocasionó graves daños al corazón y ahora debe usar un marcapasos.

Samantha Sharpe, de 33 años, fue adicta a las bebidas energéticas por mucho tiempo, llegando a ingerir hasta seis latas en un día, hasta que esto le provocó severos problemas cardiacos y sus médicos tuvieron que colocarle un marcapasos.

La mujer, quien es madre de tres niños, ahora alerta a las demás personas sobre tomar estas bebidas, que suelen usarse para obtener un poco más de energía, pero realmente pueden ser peligrosas para la salud.

La mujer afirma que sus ocupaciones diarias la orillaron a su adicción. "Tengo tres hijos y trabajo, así que fue la vida diaria lo que me empujó a tomar las bebidas energéticas", afirmó la madre al diario Leicestershire.

Desde 2014, comenzó a tomar hasta seis bebidas al día. "Trabajo por las tardes, así que me ayudó a pasar el día. Me despertó y me irritó un poco. También estuve ocho meses fuera del trabajo, lo que no ayudó a cuántas bebidas estaba tomando", detalló Sharpe.

El caso de esta mujer se suma al de muchas otras personas que perciben este tipo de bebidas como inofensivas. No obstante, incluso aquellas bebidas que están enfocadas a la hidratación, pueden esconder peligros para la salud, especialmente en niños.

"Las bebidas hicieron que mi corazón latiera más rápido, lo que causaba palpitaciones", contó Samantha, quien relató que luego su ritmo cardíaco caía a 20 latidos por minuto y ella necesitaba otra bebida.

"Me daban dolores de cabeza, estaba malhumorada y necesitaba otra bebida para seguir. No dormía y tenía un sentimiento abrumador de fatalidad cuando trataba de hacerlo", dijo la madre.

"Mi hermana, que es enfermera, dijo que la adicción es peor que la de la heroína, con lo que puedo entender porque necesitaba las bebidas para ayudarme a estar despierta", afirmó.

"Es algo que no había experimentado antes, lo que me hizo querer más. Tenía temblores. Me sentía como una adicta", contó la mujer.

Su salud se agravó

"Mi familia me advirtió, pero yo no escuché. Fui al médico hace más de un año porque seguía desmayándome en casa. Tuve un bloqueo cardíaco de primer grado y luego se extendió a segundo grado", relató Samantha.

"En febrero del año pasado, en el Hospital Glenfield, me colocaron un marcapasos ajustado directamente en el corazón para ayudarlo a funcionar. El marcapasos tuvo que atravesar una vena en mi pierna", detalló la mujer.

"No fue una experiencia agradable y mis hijos tuvieron que verme dentro y fuera del hospital", dijo la madre. Sin embargo, estos no fueron los únicos problemas que experimentó, pues comenzó a sufrir de cálculos renales.

Además, debido a la cantidad de azúcar que consumía, y que caracteriza a este tipo de bebidas, la mujer también estaba al borde de sufrir diabetes tipo 2. "Los médicos no pueden descubrir la causa, pero han dicho que tomar bebidas energéticas no me ha ayudado", dijo.

La Food and Drug Administration ya ha advertido sobre el alto contenido de azúcar en los alimentos como uno de los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades crónicas, entre ellas, diabetes y problemas del corazón.

El marcapasos la ayudó

Tras colocarle el marcapasos, en febrero de 2018, Sharpe ha experimentado un gran cambio en su vida. "Ya no me desmayo y ya no siento que mi corazón enferme. Mi corazón solía saltar con los latidos", dijo la madre.

"Pero tengo que volver con los médicos cada seis meses y debo reemplazar el marcapasos cada 10 años", detalló Samantha, quien contó que volvió a tomar otra bebida energizante sólo para comprobar que eso era lo que la estaba dañando.

"Pude sentir mi corazón acelerado, dolores en los riñones y dolor de cabeza. Pensé para mí misma: 'Ya no puedo hacer esto'", afirmó.

Desde entonces, la mujer quiere hacer una labor de concientización para que la gente deje de consumir esas bebidas y evite especialmente que los niños lo hagan. "La gente no se da cuenta de lo mucho que te afecta", dijo.

"Me rompe el corazón cuando veo que los niños lo hacen. Hay un límite de edad, pero todavía veo madres que lo compran para sus hijos. Los efectos de las bebidas energéticas deben ser más publicitados", instó la madre.

Un peligro para la salud pública
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió desde 2014 sobre el peligro que podrían representar estas bebidas entre los jóvenes, un sector en el que se han popularizado en los últimos años.

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, aproximadamente, el 30 % de los adultos, el 68 % de los adolescentes y el 18 % de los niños menores de 10 años consumen bebidas energéticas.

Estas bebidas, que por lo general contienen cafeína, taurina, ginseng y guaraná, encierran un mayor peligro porque no se ha investigado lo suficiente sobre sus efectos adversos y no hay regulaciones que prohiban su venta a menores de edad, como ocurre con el alcohol.

"Como las ventas de bebidas energéticas rara vez están reguladas por la edad, a diferencia del alcohol y el tabaco, y hay un efecto negativo potencial comprobado en los niños, existe la posibilidad de un problema de salud pública importante en el futuro", dice la organización.

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