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Expertos alertan sobre el aumento de suicidios entre los jóvenes latinos

Una de cada cuatro niñas y uno de cada 10 niños latinos ha considerado suicidarse en el último año y mucho se debe a lo poco que se habla sobre la salud mental entre latinos.

Una encuesta realizada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, una de cada cuatro niñas y uno de cada 10 niños latinos ha considerado suicidarse, los más altos índices que se han registrado en los últimos años, lo que se está convirtiendo en un grave problema.

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"El suicidio es un problema de salud pública que afecta a personas de todas las razas, todas las edades, todos los géneros y todas las clases. Pero las adolescentes latinas tienen ideas suicidas y quieren suicidarse con más frecuencia", afirmó a CNN la doctora Barbara Robles-Ramamurthy psiquiatra de niños y adolescentes de la Long School of Medicine de UT Health en San Antonio.

Los CDC aplican esta encuesta de "vigilancia de conductas de riesgo juvenil" cada dos años en el país, pero no es un problema que afecte solamente a los adolescentes de Estados Unidos, sino a todo el continente americano, pues la Organización Panamericana de Salud afirma que el suicidio es la tercera causa de muerte entre los adolescentes.

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Pero ¿qué es lo que lleva a los jóvenes latinos a tomar esta drástica decisión con sus vidas? La doctora Robles-Ramamurthy afirma que es un fenómeno que tiene que ver con la migración y el choque de culturas cuando los padres mantienen sus valores, costumbres y formas de vida de sus países de origen, y los niños están rodeados de la nueva cultura.

Esta distinción suele generar estrés, tensión, conflictos en la familia y aislamiento para los jóvenes si no se maneja adecuadamente. A ello hay que sumar las dificultades económicas y las preocupaciones sobre el estado migratorio que enfrentan muchas familias latinas.

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La doctora Maria Veronica Svetaz, terapeuta de familia y directora de la clínica Here for You, en Minneapolis afirma que los el choque psicológico también se debe a que los padres a menudo tienen el temor de que sus hijos sean absorbidos por la nueva cultura y olviden las raíces de su familia, sin embargo deben encontrar un balance.

"El equilibrio está en enseñarles continuamente sobre nuestra cultura, nuestros rituales, nuestras celebraciones, nuestra comida, mientras que al mismo tiempo respetamos que querrán hacer ciertas cosas que se alinean más con la cultura en la que están creciendo", aconsejó la experta, de acuerdo con CNN.

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No obstante, también está el hecho de que en la cultura latina no se fomenta las educación sobre la salud mental tanto como debería, pues el simple hecho de hablar sobre los sentimientos puede ayudar a prevenir el suicidio, según Robles-Ramamurthy. "En nuestra cultura, no hablamos de nuestros sentimientos. Queremos ocultar nuestros problemas familiares, dejarlos en casa; nadie necesita saber que estamos atravesando una situación difícil", afirma.

La comunidad latina también se enfrenta al temor a los prejuicios de la enfermedad mental. "En la comunidad latina, todavía tenemos mucho miedo al estigma. No queremos que nadie diga cosas malas sobre nosotros. No queremos que la gente diga 'están locos' o 'están deprimidos'", dice la doctora Bárbara. 

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Así que el primer paso para evitar este doloroso hecho que puede llegar a destruir familias es hablar sobre los sentimientos y mostrar empatía y comprensión ante los problemas emocionales de los jóvenes. Igualmente es muy importante detectar los síntomas de alguien que está lidiando con una depresión o tristeza de algún tipo.

Ya que los adolescentes muestran mayores dificultades para abrirse a sus padres, es preciso poner atención en los hábitos de sueño o alimentación, sobre todo cuanto estos van al extremo, como insomnio persistente o dormir demasiado, evitar alimentarse o comer en exceso, de acuerdo con el sitio de Clinica Mayo. 

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Muchos comportamientos de una persona depresiva pueden confundirse con las conductas normales de la adolescencia. Pero aquí te presentamos otras señales de alarma por las que no está de más consultar con un especialista:

- Episodios de llanto sin razón aparente.

- Frustración o sentimientos de ira, incluso por asuntos menores.

- Pérdida del interés o del placer en las actividades cotidianas.

- Autoestima baja y culpa.

- Sensibilidad extrema al rechazo o al fracaso, y excesiva necesidad de aprobación.

- Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas.

- Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

- Cansancio y pérdida de energía.

- Consumo de alcohol o drogas.

- Quejas frecuentes sobre dolores de cabeza y dolores de cabeza inexplicables, que pueden incluir visitas frecuentes a la enfermería de la escuela.

- Aislamiento social.

- Mal rendimiento escolar o ausencias frecuentes a la escuela.

- Menor atención a la higiene personal o la apariencia.

- Autolesión: por ejemplo, cortes, quemaduras.

Una o más de estas señales en un adolescente pueden indicar que necesita auxilio de un profesional. Los padres, maestros y pediatras son la atención primaria que puede ayudar al joven a salir de ese problema, pero la Línea Nacional de Prevención del Suicidio (1-800-273-8255) y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio también pueden brindar ayuda inmediata de ser necesaria.

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