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Solo para mujeres: las universidades femeninas se ponen de moda en Estados Unidos

Las matrículas en universidades para mujeres registra un aumento en los últimos dos años, ¿será el #MeToo?, ¿o reflejo de la era Trump?
Se registra un incremento en aplicaciones para universidades femeninas en EE.UU.
Las universidades femeninas registraron mayor demanda en los últimos dos años.Tom Werner / GettyImages

En los últimos dos años, en Estados Unidos se ha registrado un alza en el número de nuevas matriculadas en instituciones que son solo para mujeres, luego de que registraran caídas sostenidas desde hace 20 años.

¿La razón? Algunos se atreven a atribuir este fenómeno a la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, otros al fenómeno #MeToo, sin embargo, no hay datos suficientes que así lo confirmen.

¿Cuándo nacieron las universidades para mujeres?

En Estados Unidos se crearon las universidades para mujeres alrededor del siglo XIX, cuando en el resto del mundo se les negó el derecho a  la educación.

En un principio, se conocieron como academias de mujeres, hasta que en 1890 la Academia Salem empezó a entregar diplomas de educación superior y eso la puso en el ranking como la primera universidad femenina.

A comienzos del siglo XX las mujeres sólo podían optar por tres opciones: la educación republicana, en donde recibían entrenamiento para ser amas de casa, aprendían religión, canto, danza y literatura. También podían optar por una educación que las preparaba en trabajos comunitarios o de orden social.

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La tercera opción se basaba en seminarios que las educaba para ser maestras. En este rubro, sólo las mujeres solteras podían ser profesoras, recibían por sueldo la mitad de lo que pagaban a un hombre, porque sólo tenían que mantenerse ellas mismas.

Fue hasta 1927 que las instituciones más progresistas decidieron ofrecer una formación académica más avanzada, como la que recibían los hombres. 

Así nacieron las llamadas ‘siete hermanas’, compuestas por el Barnard College, Bryn Mawr College, Mount Holyoke College, Radcliffe College, Smith College, Wellesley College y el Vassar College.

Por ahí pasaron varias mujeres reconocidas, como Hillary Clinton (Wellesley), Meryl Streep (Vassar), la escritora Alice Walker (Spelman College) o la poetisa Emily Dickinson (Mount Holyoke), por mencionar algunas.

En 1960, llegaron a existir 200 universidades para mujeres en todo el territorio estadounidense. Hoy, solo quedan 38.

En la era del #MeToo

La atracción de jovencitas por estudiar en una universidad con alumnado femenino, están atribuyendo esta repentina alza a los cambios sociales y políticos que despertó la corriente en pro de los derechos de las mujeres, mejor conocido como #MeToo.

El Mount Holyoke College fue uno de los pocos que vio un aumento del 5 por ciento en sus aplicaciones y decidió encuestar a las estudiantes sobre su interés a matricularse. El 54 por ciento dijo haberse sentido “considerablemente” influenciada por los movimientos sociales.

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Según reportó el New York Times, parece que la alta cantidad de casos de abuso y violencia de género es lo que está provocando que menos mujeres sientan rechazo por estudiar en una escuela sin hombres.

Estudiantes de estas instituciones dicen sentirse más tranquilas y libres de expresarse sin la presencia masculina en el tiempo de estudio.

Universidades que abren sus puertas a la diversidad

En las universidades femeninas también ha crecido la participación de personas transgénero. Varias instituciones relajan sus reglas para permitir que personas que no son mujeres biológicas, pero se identifican como tales, puedan tener ahí una alternativa para estudiar.

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En 2014, el Mills College de California y luego el Mount Holyoke de Massachusetts se volvieron las primeras universidades de mujeres en adoptar una política de ingreso que recibe públicamente a personas no heterosexuales.

Esta transformación no quiere decir precisamente que es armónica, pues muchas de las “siete hermanas” aún no aceptan a una persona que no haya nacido biológicamente mujer.

Aunque no se sabe cuánto durará la tendencia de aumento en la matrícula en universidades femeninas, esta es una buena señal para el resto de las instituciones de educación superior para que pongan especial atención en resguardar la seguridad a los conflictos de género que puedan surgir.