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Bebés con frenillo y problemas para lactar, las cifras van en aumento

Los casos han aumentado drásticamente en comparación a los 90, según Nathan Walsh, otorrinolaringólogo de la Escuela de Medicina Johns Hopkins.

Un artículo publicado por The Atllantic alertó sobre el aumento de niños que nacen con frenillo o anquiloglosia.

La escritora Rachel Morgan Cautero dice que este tema se está discutiendo con más frecuencia en los mommy groups y actualmente ocurre en más de un 4 por ciento de los recién nacidos.

El frenillo sucede cuando el tejido que une el labio superior a la encía, se queda pegado. Evidentemente esto afecta la lactancia y la movilidad de la lengua del bebé. Aparte, un infante con esta malformación trata de succionar el pecho de la madre para tomar leche, pero es casi imposible. El proceso es más doloroso para la madre y para el bebito, por lo que ambos se frustran al no conseguir nada.

Sin embargo, lo más sorprendente es el giro que ha dado el problema.

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Un estudio de 2017 reveló que los diagnósticos han aumentado un 834 por ciento en comparación a la década de los 90.  Nathan Walsh, profesor asistente de otorrinolaringología pediátrica en la Escuela de Medicina Johns Hopkins en Baltimore y autor del estudio, explicó que los padres suelen buscar ayuda tras las dificultades durante la lactancia.

Sin embargo, además de los problemas que tiene el bebé para succionar la leche materna, existen otros indicativos que permiten hacer el diagnóstico.  

1. Retrognatia: mandíbula inferior más corta que la superior. Los bebés que tienen anquiloglosia acostumbran a tener una retrognatia evidente.

2. Callo lingual: los callos en la lengua indican que el bebé hace mucha fuerza para agarrarse al pecho.

3. Movimientos irregulares de la lengua: la lengua se mueve de modo asimétrico cuando el bebé esta llorando.

4. Chasquidos: los bebés con anquiloglosia hacen ruidos más fuertes cuando succionan, debido a que la lengua no puede mantener el agarre.

5. Paladar ojival: la lengua no se encuentra en la posición correcta. El maxilar superior se ve más angosto y forma una V, mientras el inferior se hunde.

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