El estrés surge a causa de un ritmo de vida acelerado, por las exigencias que nos ponemos o por cosas que son ajenas a nuestro control. Es un padecimiento muy común, no existe nadie que no haya pasado por una situación estresante, pero además es un mecanismo de supervivencia que nos mantiene alerta ante posibles riesgos.
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Daniela Kaufer, profesora de la Universidad de Berkley, en California, afirma que el estrés agiliza la función cerebral y las reacciones del organismo, según el sitio Being Patient. Sin embargo, cuando se convierte en un problema crónico, nuestro organismo encuentra formas de comunicarnos que algo está mal. Podemos confundir esas señales con otros padecimientos por lo que debemos identificarlas para que no se conviertan en un problema más grave.
1. Insomnio. La dificultad para conciliar el sueño es uno de los síntomas más comunes de este mal, ya que el 85 % de los casos de insomnio se debe al estrés, aunque también influyen otros factores, según el sitio Saber Vivir. Las preocupaciones constantes nos mantienen alerta, lo que nos dificulta conciliar el sueño y esto puede derivar en problemas como insuficiencia coronaria, arritmias, problemas de tiroides o mal de Parkinson.
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2. Dormir sin descansar. Aunado al problema del insomnio, puede ocurrir que logres dormirte, pero que te levantes tanto o más cansada de lo que te acostaste, de acuerdo con el sitio Familias. El estrés puede provocar que tu cerebro no se relaje y que el sueño se vuelva poco reconfortante o inconstante, lo cual puede causar estragos en tu organismo.
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3. Caída del cabello. Es posible que alguna vez hayas notado que tu cabello se está cayendo o que luce descuidado o quebradizo. La tensión emocional causada por el estrés puede ocasionar que pierdas más de la mitad del cabello, ya que altera la absorción de oligoelementos y aminoácidos básicos, además de estrechar las arterias, lo que afecta la circulación en el cuero cabelludo, según Saber Vivir.
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4. El corazón trabaja más rápido. El estrés también puede provocar que los latidos del corazón sean más rápidos, lo que la larga puede ocasionar que este órgano se debilite. Esto se debe a que la adrenalina aumenta, debido al ritmo acelerado de vida, y el corazón bombea más sangre, lo cual es muy peligroso si ocurre con mucha frecuentemente.
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5. Ansiedad, irritabilidad y depresión. Un ritmo de vida extenuante puede causar que tus emociones se disparen y ocasionar episodios súbitos de ira. Además, la presión y las preocupaciones pueden hacerte sentir ansiosa. Esto se debe a que el estrés disminuye la producción de dopamina, que es la hormona del bienestar. Por lo que, si esta situación es constante, pueden aparecer problemas más graves como la depresión.
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6. Problemas gastrointestinales. El sistema digestivo es muy sensible a los problemas emocionales. Si estás sometida a un estrés constante, tu estomago lo resentirá. Esto puede provocar: dolores de estómago, gases, estreñimiento, diarrea o acidez estomacal. Además de que el estrés, puede hacer que comas muy rápido o mal, lo que alenta el metabolismo y causa obesidad.
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7. Problemas de la piel y envejecimiento prematuro. Las situaciones de alta tensión emocional desencadenan respuestas nerviosas en la piel, tales como urticaria o sarpullido. También, el estrés causa que la producción de colágeno y elastina disminuya, lo que ocasiona que la piel luzca flácida y envejezca prematuramente.
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Todos estos síntomas pueden tener consecuencias más graves; además de que no siempre pueden deberse al estrés. Lo mejor es consultar a un médico para que determine la naturaleza de estos padecimientos. No olvides procurar tomar las cosas con calma y no dejar que las presiones dominen tu vida.
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