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Rebecca Hills: 'me convertí en vegana para ocultar mi anorexia'

Rebecca Hills, de 20 años, le mintió a su familia y a sus amigos cuando se volvió vegana. Lo hizo porque su anorexia la hacía odiar su cuerpo.

Rebecca Hills, de 20 años, se volvió vegana porque odiaba su cuerpo y quería ocultar su anorexia ante la sociedad. Y si bien es cierto que el veganismo es un estilo de vida recomendado por algunos nutricionistas, cuando se hace por las razones equivocadas, puede afectar la salud física y emocional.

Esta joven británica había sido diagnosticada con la enfermedad en junio de 2016 y si no hubiese sido porque sus padres se dieron cuenta de sus intenciones, la situación se hubiera salido de control.

Rebecca contó durante una entrevista con BBC Mundo que hizo su primera dieta cuando tenía 11 años porque se sentía gorda.

Cuando se volvió vegana “en la parte de atrás de su mente pensaba que sería una buena forma de perder peso”.

Además de que se quería convencer de que estaba haciendo lo correcto, pues la Asociación Británica de Nutrición, promueve esta dieta para las personas de cualquier edad, ya que es considerada altamente saludable. 

Rebecca dejó de comer productos animales, en septiembre de 2017.

“Le dije a todos que era por razones ‘éticas’ y que quería salvar al planeta y a los animales”, pero esto era mentira, según confesó tras reconocer su enfermedad.

Su transición comenzó viendo blogs y documentales sobre cómo convertirse en vegano. Llegó el punto de que casi todo lo que consumía era este tipo de contenido.

“Mi estado mental era horrendo. Es como si la anorexia apagara el lado racional de tu cerebro”, recordó.

Rebecca admite que estaba en negación. “No fue hasta que  mis padres me sentaron y me dijeron: has perdido tanto peso que estamos preocupados por ti, que me puse a pensar si esta era la dieta correcta para mi. Ahora veo quién era yo y siento lástima porque se supone que disfrutes la comida, y en ese momento mi existencia era miserable”.

Según explicó, ella amaba cocinar antes de ser vegana, así que se le hizo muy fácil prepararse sus nuevos platillos.

Pero su vida finalmente cambió cuando reconoció su enfermedad, y acudió a buscar ayuda. Rebecca decidió ir a una terapista especializada en desórdenes alimentarios, para cuidar su estado mental, y continúa atendiéndose para no recaer.

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Actualmente se autodefine como “flegan”. Es decir, una vegana flexible que no cuenta cada caloría, ni siente culpa por cada alimento que entra a su cuerpo. Su comida favorita son los lentejas a la bologñesa. “Se escucha aburrido, pero eso delicioso”, dice entre risas.

Esta chica piensa que el veganismo es bonísimo, pero aconseja no escogerlo para ocultar un problema grave como el de ella.

Afortunadamente su historia tuvo un final feliz, gracias a la intervención de su familia.

La organización Beat Eating Disorders advierte que muchas personas pueden caer en el error de Rebecca.  “Lo hacen para ocultar su trastorno alimentario porque es socialmente aceptable llevar una dieta restringida como esta”. Por eso, es difícil detectar cuando alguien cambia la forma de comer por un trastorno.

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