¿Alguna vez has pensado que las pantallas de los dispositivos móviles pueden ser potencialmente dañinas para tus hijos? Y no en el sentido de los contenidos que observen en la web, sino más bien a nivel físico cerebral.
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Los primeros resultados de un estudio hecho por varios centros de estudio financiado por el Instituto Nacional de Salud muestran que hay cambios cerebrales en niños de 9 a 10 años que usan pantallas durante más de 7 horas al día. No se sabe aún con certeza si estos efectos estructurales son negativos pero, desafortunadamente, hay otros estudios que ya apuntan a un daño potencial.
Un estudio que examinó a más de 900 niños pequeños de 6 a 24 meses encontró que los retrasos en el lenguaje ocurrían en niños que pasaban más tiempo en las pantallas, lo que es en cierto modo lógico porque los niños aprenden a hablar mientras escuchan a los demás e intentan interactuar con ellos. El mismo estudio realizado en la UCLA analizó también a niños de más edad, y todo parece indicar que pasar demasiado tiempo frente a las pantallas puede afectar sus habilidades para reconocer las emociones.
El citado estudio de la UCLA encontró también que si a los preadolescentes se les retiraban las pantallas durante 5 días, en realidad les devolvía la capacidad de comprender las emociones. Sabemos, como adultos, lo importante que es poder percibir lo que alguien está sintiendo o pensando en las relaciones personales y profesionales.
El estar frente a una pantalla tiene también otros efectos: la luz azul que emiten afecta a la melatonina y al sueño, además, se ha demostrado que las redes sociales pueden crear ansiedad y depresión en los adolescentes.
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Ciertamente, no todo en los dispositivos electrónicos es malo, pues nos ayudan a resolver la vida de muchas maneras, similar a lo que ocurre con el automóvil. Aquí, lo importante, es saber usarlos de forma adecuada y orientar a los hijos para que aprendan a hacerlo. ¿Le darías las llaves de tu auto a tu hijo preadolescente que no sabe manejar? Pues ese mismo cuidado hay que tener con los dispositivos móviles. Aquí unos tips para enseñar a los hijos a manejarlos con responsabilidad y evitar afectaciones.
1. Establecer prioridades. Las pantallas y dispositivos móviles deben quedar en el último lugar como diversión y pasatiempo. La charla, el ejercicio y el sueño deben estar por encima de cualquier dispositivo.
2. Mirarse en el espejo. Muchas veces, más bien siempre, los hijos hacen lo que ven de sus padres, no lo que sus papás les dicen. Hay que predicar con el ejemplo y no pretender que los hijos hagan algo que como padres no hacemos. Entonces, debemos aprender a dejar de un lado nuestro móvil o la computadora o la tv para mirar a nuestros hijos a los ojos.
3. Aprovechar cada oportunidad para hablar y conversar en lugar de mirar pantallas. Estrechamente relacionado con el tip anterior. No hay nada que cree mejores conexiones emocionales y creativas que mirar a los demás a los ojos, frente a frente, prestarle atenció sólo mirándolo a él. Pasar ratos de charla con los hijos de manera cotidiana es genial para ellos y para crear raíces y lazos poderosos.
4. Usar el lado bueno de las innovaciones para ayudarse. Hay aplicaciones para medir el tiempo de pantalla que varios dispositivos ya están integrando de manera nativa, esto servirá para tener un mejor control.
Como conclusión, no es posible detener la innovación tecnológica, pero sí es posible, como padres, enseñar a los hijos a darle un uso que sea positivo, que los ayude a crecer y que no les afecte físicamente para que así sean adultos con salud y felicidad, sin importar lo difícil que sea a veces.
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